IoT ya es herramienta de competitividad porque aporta beneficios tangibles a las empresas
El 92% de las empresas han adquirido equipos para aplicaciones internas que ya tienen dispositivos IoT integrados o disponen de servicios que incorporan IoT. Pero, una vez vistos los resultados, gran parte de ellas están construyendo sus propias soluciones a medida para sacar mayor partido de la tecnología. Al principio, se trata de proyectos piloto, que después adquieren mayor envergadura. El 70% de las empresas que ya empiezan a estar familiarizados con IoT disponen de uno o más proyectos a gran escala.
IoT ya empieza a considerarse una herramienta más de competitividad para muchas empresas; ya forma parte de su estrategia. Es así en gran parte porque la inmensa mayoría (el 92%, según el barómetro de Vodafone) consiguen algún tipo de beneficio medible en sus proyectos IoT y la mitad (el 52%) han tenido un retorno de la inversión significativo. El logro de beneficios tangibles, esencialmente un aumento de la facturación y una reducción de los costes operativos, es el motor que impulsa el uso creciente de IoT.
La confianza en las ventajas de IoT también está aumentando. El uso de plataformas de análisis, que generalmente van asociadas con IoT, contribuyen a mejorar los procesos de decisión de las empresas y, en consecuencia, se tiende a conseguir mejores resultados. La seguridad de los dispositivos IoT ya no es visto como un freno, como hace unos años, o, por lo menos, no se considera ahora que IoT sea menos segura que otras tecnologías, quizás porque las empresas se han habituado al riesgo y a la incertidumbre que rodea a gran parte de los negocios actuales.
Introducirse en el mundo IoT es ahora relativamente sencillo. Existen multitud de propuestas y sistemas de conexión, adaptadas a las necesidades específicas de cada usuario. Los operadores están creando redes IoT que utilizan la tecnología de conexión móvil, sea a través de NB-IoT o LTE-M, pero también se puede hacer con conexiones inalámbricas de corto alcance y baja potencia, sean Wi-Fi o Bluetooth o por la red eléctrica, con PLC.
Tres de cada cuatro empresas que usan IoT creen que las que no lo hagan en cinco años quedarán rezagadas frente a sus competidores

Europa se encuentra en buena situación en la referente a IoT, como se ha indicado, pero un reciente informe de Vodafone alerta que, si quiere mantener esta posición de privilegio, debe armonizar su legislación en la materia en todo el territorio comunitario. “Es preciso actuar ahora porque Estados Unidos y China están haciendo grandes progresos”, asegura Stefano Gastaut, director de Vodafone IoT, que también coordina el Barómetro.
“La Unión Europea debe diseñar un marco regulatorio ambicioso y coherente para los dispositivos IoT”, resalta. Para que la Unión Europa siga a la cabeza de IoT, se debe crear un marco legislativo común en todo el territorio comunitario, sin barreras artificiales entre países según la actividad, además de asegurar la neutralidad tecnológica y promover dentro de sus fronteras las experiencias exitosas en materia de ioT, añade Gastaut.
El informe, que se titula precisamente “Un nuevo marco regulatorio para Europa”, surge de un reunión de finales de abril en la que Vodafone convocó en Bruselas a un centenar de empresas y organismos para analizar la situación de IoT en la UE. Fruto de esta reunión y del trabajo previo de Vodafone se ha realizado el informe, publicado el mes pasado. La principal conclusión, como se ha indicado, es que la ausencia de un marco regulatorio específico para IoT en toda Europa puede poner en peligro el desarrollo y ventajas de esta tecnología.
La legislación actual en Europa está pensada para las comunicaciones humanas y existen dudas sobre la aplicación de estas leyes a los dispositivos IoT, que cada vez más supondrá la comunicación entre máquinas. Una aplicación distinta de estas reglas en diferentes Estados miembros provocaría problemas de comunicación entre dispositivos cuando están situados en países distintos de Europa. La adaptación de los distintos criterios de cada país miembro a una legislación común es clave para un desarrollo más armónico, acelerado y provechoso de las aplicaciones IoT en Europa, se enfatiza en el informe.
IoT es un mercado muy diverso, que cubre múltiples sectores de actividad, como automoción, industria, ciudades y edificios inteligentes, finanzas, agricultura, salud o comercio. Sólo las aplicaciones del sector de electrónica de consumo, tanto en el hogar como en el interior del automóvil, la consultora IDC calcula que representará un mercado de 108.000 millones de dólares a nivel mundial este año, sumando los dispositivos inteligentes y los servicios asociados, se indica en el informe de Vodafone.
La variedad de sectores que abarca IoT, prácticamente todos, hace más necesario un enfoque multisectorial. También debe cubrir una amplia variedad de tecnologías de conectividad y que la tecnología sea neutra desde un punto de vista normativo. Ahora existe una amplia variedad de normativas en Europa y muchas empresas, especialmente las que operan en diferentes países, no saben a qué atenerse cuando se les presentan casos concretos.
El análisis de la legislación existente en Europa revela que es demasiado compleja de aplicación, comparado con otras regiones, como Asia o Estados Unidos, que no tienen tantos complejos a la hora de que sus empresas promuevan el uso de aplicaciones IoT. En el informe se destacan unos principios que se considera que deberían seguirse en el caso de los dispositivos IoT, siempre consistentes con el Tratado de la UE.
Primero se debería respetar el principio de proporcionalidad y evitar la incertidumbre sobre la forma en que se aplican las reglas a IoT. En segundo lugar habría que unificar las diversas reglas actuales en el seno de la UE, tanto de armonización de leyes y reglamentos como del suministro de productos entre países. Un tercer apartado trata de las dudas que existen sobre el respeto a la neutralidad tecnológica y un cuarto recomienda que se revisen los recelos existentes en algunos países sobre la adopción limitada de las mejores prácticas en el seno de la UE, sobre todo en innovación de productos, y que se frene la tendencia que algunos países europeos tienen a crear normativas particulares para proteger a su industria.