La tendencia de los operadores de telecomunicaciones a llegar a acuerdos con las grandes compañías tecnológicas para que les gestionen sus redes y así reducir costes de instalación y funcionamiento parece imparable. En el pasado MWC, AWS y Google Cloud dieron a conocer varios acuerdos gestados en las últimas semanas, pero la sorpresa se produjo cuando Microsoft anunció que su servicio en la nube Azure se hará cargo de todo el funcionamiento y gestión de la red de AT&T, la gran operadora estadounidense, precisamente en los mismos días en que tenía lugar el MWC.
“Amazon Web Services (AWS) está conversando literalmente con todos los operadores de telecomunicaciones”, aseguró Adam Selipsky durante una presentación en el MWC. Selipsky es ahora el máximo responsable de AWS, al haber sucedido unos días después del congreso de Barcelona a Andy Jassy, que ha pasado a ser el máximo responsable en Amazon al ceder su puesto Jeff Bezos, fundador y máximo propietario de la compañía. Esta frase de Selipsky demuestra la firme ambición de las grandes compañías tecnológicas, especialmente estadounidenses, por controlar el mercado mundial de las telecomunicaciones, al menos el americano y europeo.
AWS ya controla gran parte de los servicios informáticos en la nube y tiene acuerdos con muchos operadores de telecomunicaciones y con las principales compañías para gestionar sus redes con sus programas que funcionan desde la nube. AWS está bastante por delante en cuanto a facturación de Azure, los servicios en la nube de Microsoft, y de los de Google, conocidos como Google Cloud. Google Cloud tuvo, como AWS, una presencia destacada en el MWC, fundamentalmente virtual, oficializando acuerdos con Ericsson y Swisscom, pero fue Microsoft quien alcanzó el máximo protagonismo al conocerse su acuerdo con AT&T, pese a su discreta presencia en el congreso de Barcelona.
El auge de la virtualización y de la informática en la nube ha alcanzado nuevas cotas con el acuerdo de AT&T de dejar la gestión y desarrollo de su red 5G en manos de Microsoft Azure
AT&T asegura, al anunciar el acuerdo estratégico el pasado 30 de junio, que trasladará toda su red móvil 5G a la nube de Microsoft, lo que abrirá el camino para que “todo el tráfico de la red móvil de AT&T sea gestionada al utilizar las tecnologías de Microsoft Azure”. Las compañías empezarán con el núcleo de red 5G de AT&T, el software que está en el corazón de la red 5G que conecta los usuarios móviles y los dispositivos IoT con Internet y otros servicios.
“Al llevar las cargas de trabajo existentes y futuras de AT&T a Azure for Operators, permitirá a AT&T aumentar su productividad y la eficiencia en costes, al tiempo que se podrá centrar en la distribución de servicios de red a gran escala que resuelvan las futuras necesidades de sus clientes”, precisa el comunicado conjunto de AT&T y Microsoft.
Por su parte, añade el comunicado, Microsoft logrará el acceso a la propiedad intelectual y la experiencia técnica para hacer crecer su principal oferta de telecomunicaciones, Azure for Operators. Microsoft adquirirá la plataforma tecnológica Network Cloud de la operadora, sobre la cual funciona el núcleo 5G de AT&T, y que funciona a nivel operativo desde que introdujo el servicio 5G en 2018. Con el acuerdo, Microsoft logrará hacer funcionar Azure for Operators a nivel totalmente real. El equipo de ingeniería de Network Cloud de AT&T recibirá una oferta para entrar a formar parte de Microsoft y reforzar Azure for Operators y conseguir que sea un servicio 5G altamente fiable, seguro y de coste competitivo para clientes empresariales y de consumo.
AT&T, asegura la operadora, continuará haciendo funcionar su red. Lo único que cambia, asegura Igal Elbaz, vicepresidente de ingeniería y operaciones de la compañía a Fierce Wireless, es que Microsoft pasará a desarrollar el software que funciona sobre su red basada en la nube y todo lo concerniente a operaciones y desarrollo; pero la creación del servicio y las funciones de red seguirán en manos de AT&T. La operadora empezó su viaje hacia la virtualización de su sistema de funcionamiento de la red hace siete años, que incluía separar el hardware del software, una tendencia que ahora se ha generalizado, considera Elbaz.
Por aquel entonces, añade el directivo de AT&T, no estaba claro que hubiera la estructura de costes adecuada ni que se pudiera acudir a un soporte externo totalmente fiable. Ahora, sin embargo, “hemos llegado a un punto en el que podemos dejar la plataforma cloud que durante años hemos desarrollado en manos de Microsoft y, al mismo tiempo, construir un ecosistema que sirva para AT&T y otros operadores”.
La evolución del funcionamiento de las redes mediante contenedores continuará haciéndola AT&T, porque Elbaz piensa que AT&T necesita la experiencia de diseñar, construir, desarrollar y operar la red internamente. Lo único que ha cambiado, insiste, es que la plataforma sobre la nube que AT&T empezó a crear pasará a estar gestionada y desarrollada por Microsoft.
Acuerdo beneficioso por ambas partes
Tanto Microsoft como AT&T consideran que el acuerdo al que han llegado es beneficioso para ambos. Para AT&T, porque le evita destinar cuantiosos recursos para seguir desarrollando y funcionando la plataforma sobre la nube. Y para Microsoft, porque es una gran oportunidad para gestionar una importante red en funcionamiento y con clientes reales y aplicar la tecnología que ya posee para ampliarla y mejorarla. No se ha dado ningún detalle de las condiciones económicas y financieras de la operación, con lo cual es imposible dilucidar quién ha resultado más beneficiado con ella.
Por un lado, es asumible que AT&T logra reducir sus costes de desarrollo de la plataforma, mientras que para Microsoft es una gran oportunidad para manejar una red real de gran envergadura. Microsoft deberá destinar cuantiosos recursos pero, en contrapartida, le permitirá acceder al funcionamiento real de una infraestructura de telecomunicaciones, con los problemas y ventajas que ello supone, para después poder trasladar este conocimiento y los servicios conseguidos a otros clientes, evidentemente con la tarifa adecuada.
No es el primer acuerdo de esta índole que realizan Microsoft y AT&T. En 2019, ambas compañías anunciaron un acuerdo de 2.000 millones de dólares centrado en inteligencia artificial, 5G y la migración de operaciones de red a la nube, lo que AT&T bautizó entonces como la “primera estrategia de nube pública”. Ahora, con el acuerdo anunciado el 30 de junio, el núcleo 5G de AT&T pasará a Microsoft y en los próximos tres años la completa red en la nube de AT&T será gestionada por Microsoft.
Amazon Web Services (AWS), al igual que Microsoft Azure o Google Cloud, quieren conquistar partes más importantes de las redes 5G con su dominio del software, como quedó claro en el MWC
El pasado septiembre, Microsoft adquirió Affirmed y Metaswitch Networks, dos compañías de software para operadores, en una operación que se calcula que fue de unos 1.600 millones de dólares, con lo que el acuerdo con AT&T le sitúa en muy destacada posición para ofrecer servicios en la nube a los operadores de telecomunicaciones. Según Synergy Research, AWS es el principal suministrador de servicios informáticos en la nube, con el 30% de cuota en términos de facturación. En 2017, Microsoft tenía una cuota del 10% pero el año pasado la duplicó, llegando al 20%, calcula la consultora. Justamente, el anuncio de la creación de Azure for Operators, al mismo tiempo que la compra de Affirmed Networks, ha permitido gran parte de este avance.
Riesgos de soberanía a medio plazo
El desarrollo de plataformas en la nube ha sido extraordinario en los últimos años y ha permitido numerosos avances en la prestación de servicios de telecomunicaciones y, sobre todo, a gran escala y prácticamente de la noche al día. Pero también ha exigido cuantiosos recursos, del orden de 100.000 millones de dólares anuales en los últimos años, que no está claro que se puedan rentabilizar a medio plazo, cuando la presión sobre los márgenes con el aumento de la competencia reduzca los beneficios, como afirma Andreesen Horowith en un informe reciente sobre la nube pública. El gráfico inferior de Synergy que acompaña el informe de Andreesen pone de relieve el fuerte aumento del gasto en servicios de infraestructura en la nube en los últimos años, frente a un gasto relativamente estable en centros de datos.
La operación de AT&T con Microsoft no es aislada ni mucho menos. Dish, un operador estadounidense que va a construir una nueva red 5G gracias a la cuarta licencia conseguida por la fusión de T-Mobile US y Sprint y los activos de los que tuvieron que desprenderse, subcontrará totalmente los servicios de AWS en la nube para el funcionamiento de la red, limitándose a operar el servicio comercial. Otro de los nuevos clientes de AWS es la operadora suiza Swisscom, como puso de relieve Adam Selipsky en el MWC. Es indudable que Amazon continuará apostando muy fuerte por AWS, su gran “vaca lechera”, ahora que su máximo responsable ejecutivo es Andy Jassy, al sustituir a Jeff Bezos, y el principal estratega de AWS como máximo responsable de AWS hasta hace dos semanas.
Aparte de Dish y Swisscom, como clientes importantes de AWS figuran varios operadores de telecomunicaciones, entre ellos Telefónica, SK Telecom, Bell Canada, Verizon y Vodafone. AWS trata de convencerles de que con sus servicios pueden conseguir mayor facturación con los servicios adicionales, aparte del ahorro en costes, especialmente en investigación y desarrollo. Esto no se pone mucho en duda, pero se teme que los operadores pierdan soberanía en el negocio a medio plazo, al depender cada vez más de los servicios prestados por las grandes tecnológicas. Uno de los principales clientes de AWS es el operador estadounidense Verizon, que es uno de los tres grandes y con implantación nacional con que cuenta Estados Unidos.
La estrategia inicial de Amazon con las redes 5G era suministrar funciones virtualizadas y de red en nubes nativas que funcionaban en el interior de contenedores (Kubernetes) y en granjas de servidores de la compañía. Estas granjas de servidores de AWS residían en distintas “zonas” informáticas de Amazon, pero últimamente la compañía ha modificado su diseño centralizado de la nube y ha creado distintas piezas sueltas, que pueden encajar más fácilmente en las redes de los operadores.
La evolución de esta estrategia es que AWS se pasará de tener inmensas y complejas bases de datos a “lagos” de datos, en el que cada lago dispondrá de su propia arquitectura y que se podrá manipular fácilmente con las últimas tecnologías de Machine Learning e inteligencia artificial. Como es natural, AWS quiere convencer a sus clientes, los operadores, de que así podrán desarrollar y facturar nuevos servicios a sus clientes, en base a los datos que ya poseen. El temor de los operadores, como se ha indicado, es que aumente tanto la dependencia de las grandes tecnológicas que al final ya no dispongan de libertad de actuación para desarrollar su negocio.
Google Cloud también cuenta
Google Cloud, el tercero en discordia dentro de las grandes compañías tecnológicas estadounidenses en la nube, también se mostró en el MWC muy activa en cuanto al futuro de su negocio con los operadores. El año pasado, Google Cloud inició una colaboración con AT&T en redes 5G y en el Edge Computing, y en Barcelona aseguró que ahora el acuerdo está dando sus frutos.
Uno de los nuevos servicios anunciados con el acuerdo es AT&T Multi-access Edge Compute (MEC) con Google Cloud, que permite gestionar los datos a conveniencia del cliente, sea en un centro de datos o en cualquier entorno de informática en la nube. Otro servicio dado a conocer es AT&T Network Edge con Google Cloud, que faculta a los clientes empresariales a introducirse y enlazarse con las redes 5G y de fibra de Google con una arquitectura totalmente nueva. La intención de Google Cloud es que este servicio se pueda realizar en más de 15 de las 76 zonas con que cuenta la compañía, empezando por Chicago este mismo año. En un comunicado de la semana pasada se explica esta colaboración en diversos campos de actividad, como salud, manufactura o entretenimiento.
En Europa, Google Cloud ha llegado a uno de sus acuerdos más importantes con la operadora francesa Orange. Y es que en las redes de telecomunicaciones es cada vez más importante el software. Para aprovechar la promesa de la baja latencia de las redes 5G, es crucial tener las bases de datos muy cerca de los clientes, lo que se conoce como Edge Computing, pero también ligadas por redes ópticas a bases de datos situadas en la nube para grandes procesos de información y analíticas de datos.
Los operadores cuentan con un activo importante, el espectro de telefonía móvil, que permite conectar con los clientes en el último tramo. Pero las inversiones necesarias para conseguir nubes más potentes y eficientes son, a su vez, inmensas, lo que aconseja que los operadores lleguen a un acuerdo con las grandes tecnológicas. También es interesante para los fabricantes de equipos de telefonía móvil, porque el software es igualmente importante. De ahí que, por ejemplo, Ericsson haya llegado a un acuerdo con Google para facilitar que las empresas puedan tener redes privadas con el concurso de los operadores, de la firma sueca y de la tecnológica estadounidense.
La situación es tan dinámica que todos se ven obligados a hablar con todos, y sobre todo las tecnológicas con los operadores, como se ha indicado al principio que dijo Adam Selipsky en el MWC. Queda por ver si la gran ambición que han demostrado tener las grandes tecnológicas se puede encarrilar bien en beneficio de todos. La orden ejecutiva que Joe Biden firmó el pasado viernes parece que quiere frenar las apetencias de sus compañías tecnológicas, como también la Comisión Europea se esfuerza por poner un poco de orden en el sector de telecomunicaciones e intentar que, al menos, los datos en las bases de datos de las compañías y usuarios de la Unión Europea no salgan fuera de las fronteras comunitarias, algo que ahora se antoja muy complejo.