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Los operadores europeos, debilitados por la fragmentación de sus mercados

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Los operadores europeos de telecomunicaciones están teniendo problemas para un despliegue efectivo de las redes de banda ancha fijas y móviles en sus respectivos territorios con relación a sus homólogos norteamericanos y asiáticos, tanto por la fragmentación del mercado europeo como por lo que consideran una excesiva regulación comunitaria. Esto dificulta su capacidad de inversión y ha provocado la caída de su cuenta de resultados, como señalan a través de un reciente informe de ETNO, la asociación de los principales operadores europeos.

 

Los recientes resultados anuales dados a conocer por Telefónica, Vodafone y Orange, tanto a nivel de España como corporativos, muestran una importante caída de su facturación y beneficios o, en el caso de Orange, un registro plano de los mismos, pese al notable aumento de la actividad de sus redes fijas y móviles a consecuencia de la pandemia, que han demostrado, pese a ello, tener una buena resiliencia. Una de las causas del deterioro de la cuenta de resultados de los grandes operadores europeos es la fuerte competencia en sus mercados respectivos, que provoca la caída del precio de los servicios de telecomunicaciones ofrecidos.

 

Deusche Telekom (DT), el operador alemán incumbente, es el único que se aparta de esta tendencia ya que ha conseguido en 2020, por primera vez, superar los 100.000 millones de euros y aumentar los beneficios un 7,5%. Pero se debe, fundamentalmente, a los buenos resultados de su filial estadounidense, New T-Mobile, gracias a la fusión a T-Mobile US y Sprint aprobada por la FCC, el órgano regulador, el pasado mes de abril.

La revisión de la directiva comunitaria de reducción de coste de la banda ancha (BCRD) debería incentivar y facilitar el despliegue de las futuras redes de telecomunicaciones en Europa y ampliar su enfoque

La cotización de las acciones de DT ha caído, pese a ello, el 5% en los últimos cinco años y los dividendos se recortaron de 70 céntimos de euro en 2018 a 60 céntimos al año siguiente, que ahora se han mantenido a este nivel más bajo. Las elevadas inversiones realizadas en los últimos años y la compra de Sprint han disparado la deuda neta de DT en 120.000 millones de euros, que supera en unos 50.000 millones de euros su capitalización de mercado. Este año, DT prevé invertir 18.400 millones de euros, unos 1.400 millones más que el año pasado, lo que tensionará los resultados de 2021 y los accionistas seguirán dudando de que invertir en operadores europeos de telecomunicaciones sea una buena alternativa.

 

En el caso de Telefónica y Vodafone, la caída del valor de sus acciones y los resultados del año pasado son mucho peores que los de DT, porque no cuentan con el colchón de la filial estadounidense y están sobre todo centrados en Europa y, en el caso de Telefónica, en Iberoamérica, que también es poco rentable y ha provocado recientes desinversiones. En los últimos cinco años, el valor de las acciones de Telefónica ha caído el 63% y el de Vodafone el 43%, lo que hace que la deuda de Telefónica, por ejemplo, exceda en unos 15.000 millones de euros a los de su capitalización de mercado. En 2007, el valor bursátil de sus acciones llegó al máximo de unos 310.000 millones de euros, que ahora se han reducido a unos 21.000 millones debido a la complicada situación del mercado.

 

Para reducir deuda y ser más competitiva, Telefónica acaba de vender parte de su filial Telxius, que aglutina sus torres de telecomunicaciones, a la estadounidense ATC, como también prevé hacer Vodafone con su filial de torres Vantage. Orange y DT están estudiando hacer desinversiones de sus torres aunque no tan drásticas como las de Telefónica y Vodafone y tampoco se las quieren vender a Cellnex, que en las últimas semanas ha hecho sonadas operaciones de compra de torres en Europa, y el mercado no da para tanto. Por el momento, la opción más preferida es compartir redes, incluyendo torres, entre los distintos operadores incumbentes europeos.

 

En la presentación de los resultados anuales de 2020 del pasado 25 de febrero, José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, sacó pecho y dijo que la compañía había dado la talla en 2020, un año excepcional y en el que se les había puesto a prueba. “Hemos estado al lado de la sociedad, donde había que estar”, y “hemos cumplido y seguimos avanzado”, “fruto de las pautas que nos marcamos en el plan estratégico de 2019 que nos dejaba ya bien preparado para lo inesperado”. “Teníamos que actuar, lo hicimos y los resultados nos dicen ahora que estábamos en lo cierto”, aseguró el presidente de Telefónica en la presentación de los resultados de 2020 en la junta de accionistas.

 

El pasado 1 de febrero, en un debate organizado en Bruselas por el Centro de Regulación en Europa (CERRE), Álvarez-Pallete reclamó “avanzar en la desregulación del sector de las telecomunicaciones y establecer nuevas normas para el mundo digital”.  “Europa tiene que revisar su regulación tradicional para afrontar la revolución que supone el 5G”, apostilló, y defendió la necesidad de contar con el respaldo de los reguladores comunitarios

Revisión de la directiva para la reducción de costes de la banda ancha

El pasado diciembre, se inició el proceso de revisión de la directiva comunitaria de reducción de coste de la banda ancha, la Broadband Cost Reduction Directive (BCRD), que debería incentivar y facilitar el despliegue de las futuras redes de telecomunicaciones en Europa y ampliar su enfoque, como poner mayor énfasis en la reducción de costes de las redes móviles.

 

El pasado martes, terminó el plazo de presentación de enmiendas a la revisión de la BCRD. La GSMA, la asociación que reúne a los principales operadores mundiales, ha publicado un informe en el que destaca sus principales preocupaciones y hace varias recomendaciones para que la revisión de la directiva sea más eficaz y se logre un despliegue de las redes paneuropeas más efectivo.

 

La GSMA parte de la base que tener una conectividad amplia y de alta calidad contribuirá de manera significativa a responder a la crisis del Covid-19, porque asegurará la estabilidad de las redes de telecomunicaciones y creará la base para un futuro crecimiento económico. Las inversiones en la ampliación de una conectividad amplia contribuirán al mantenimiento del empleo a corto plazo, cuando la demanda agregada es baja, señala el documento de la GSMA.Y a medio y largo plazo, la infraestructura de telecomunicaciones será un gran instrumento para que Europa sea más competitiva y permita el despliegue de nuevos servicios digitales como las aplicaciones industriales 4.0, las ciudades inteligentes y los coches conectados, que a su vez se beneficiarán de una reducción de los costes de despliegue de la banda ancha.

Los operadores europeos ven cómo caen con los años los ingresos medios por servicios fijos y móviles, lo que dificulta su inversión en infraestructura y la hace menos atractiva, con la consiguiente baja del valor de capitalización bursátil

En concreto, la GSMA recomienda encarecidamente que se hagan varios cambios en la revisión de la directiva, entre ellos mejorar y ampliar el acceso a cualquier infraestructura física que pertenezca a una entidad privada o pública, asegurar una aplicación efectiva de las medidas de transparencia, prescribir unos procedimientos de permisos más efectivos para superar la granularidad e ineficiencia a nivel local y municipal, introducir un enfoque ambicioso a favor de la inversión, aparte de alinearse con el Código europeo de comunicaciones electrónicas (EECC) y de la armonización y refuerzo de las medidas actuales para asegurar un despliegue más eficiente y económico de las redes.

 

Por último, e igualmente importante, la GSMA solicita que se soporten, de acuerdo con las iniciativas de cooperación del EECC, las redes compartidas móviles, la coinversión en proyectos comunes y con objetivos bien delimitados, como por ejemplo Edge y Cloud. La mayor parte de estas iniciativas, recuerda la GSMA, están ya en línea con los objetivos “verdes”, porque permiten compartir costes y son favorables a la preservación del medio ambiente.

 

Diseñar estas reglas a nivel de la Unión Europea es una gran prioridad pero la GSMA recuerda que también lo es vigilar y asegurarse que se aplican de manera efectiva a nivel nacional. Si no se asegura su debido cumplimiento, plantea la asociación, la revisión de la directiva tendrá los mismos problemas de la aplicación incompleta de anteriores procedimientos. Por eso, la GSMA recomienda que se incentive a los Estados miembros a reforzar los instrumentos legales para que la revisión sea efectiva y logre sus objetivos. De esta forma, además, se contribuirá al logro de los objetivos de la sociedad gigabit en el 2025.

Incentivar la inversión real en redes europeas 5G

En la presentación de los resultados del 2020, el presidente de Telefónica se mostró favorable a cualquier operación que lleve a una consolidación del mercado español de telecomunicaciones, como también lo había hecho Jean-François Fallacher, recientemente nombrado consejero delegado de Orange España. En España, dijo Álvarez-Pallete, “hay demasiados operadores” y recordó que los ingresos medios per cliente en la Unión Europea son la mitad que en Estados Unidos.

 

A finales del pasado enero, ETNO, la asociación que agrupa a los principales operadores europeos de telecomunicaciones, publicó el informe State of Digital Communications, elaborado por la consultora estadounidense Analysis Mason, en el que destaca que las operadoras de telecomunicaciones europeas están por detrás de sus homólogas norteamericanas y asiáticas en diversos parámetros clave, que son esenciales para lograr el liderazgo. Un informe de la GSMA publicado al día siguiente, titulado Sovereignty, Resilience and Trust, apuntaba en la misma dirección.

 

En el informe de ETNO se especifica que la inversión total del sector de telecomunicaciones europeo fue de 51.700 millones de euros en 2019, frente a los 48.600 millones de un año antes. El 70% de estas inversiones la realizan las compañías asociadas a ETNO, con un valor añadido en relación al PIB de 141.500 millones de euros en 2019 frente a los 136.900 millones de 2018. Sin embargo, apunta el informe, “hay signos que la capacidad de inversión del sector de telecomunicaciones europeo está bajo tensión”. La intensidad del capital de las compañías asociadas a ETNO es del 18,7% mientras que las de corea del Sur, Japón y Estados Unidos están por debajo del 16%. Esto significa, aclara el informe, que las operadoras de telecomunicaciones europeas destinan un nivel relativamente más elevado de su facturación a inversiones. Lo más preocupante es que la inversión per capita de las operadoras europeas fue de 94,8 euros en 2019, frente a los 229,8 euros de las japonesas o de los 214 euros de las de Estados Unidos.

La tendencia que parece prevalecer en la Unión Europea es crear un marco más flexible que favorezca la inversión y la compartición de infraestructuras de telecomunicaciones, sin perjudicar en exceso a la libre competencia

Los ingresos medios procedentes de los consumidores europeos que reciben las operadoras en Europa son de 34,7 euros, comparados con los 76,1 euros de las de Estados Unidos o los 52,5 euros de las de Japón. La facturación promedio por usuario móvil en Europa también es más bajo, 14,9 euros, frente a los 36,9 euros en Estados Unidos o los 28,1 euros en Japón, se dice en el informe de ETNO.

 

La demanda más baja en Europa de servicios de telefonía móvil que en otras regiones, unida a la menor facturación promedio por usuario, afecta lógicamente a la rentabilidad de los servicios proporcionados por las operadoras en Europa. Las diferencias entre distintas regiones, sostiene el informe, son claras, incluso cuando se ajustan en relación al PIB, y ponen de manifiesto las dificultades de los operadores europeos para continuar siendo competitivos que, al tratarse de un servicio tan esencial para la Unión Europea como son las telecomunicaciones, lastra también la economía europea.


Facturación promedio por usuario (ARPU) móvil en Europa, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur en 2019, en euros. Fuente: datos de Analysis Mason de 2020 en el informe de ETNO.


Gasto medio por gigabyte de datos móviles y consumo medio mensual de gigabytes de datos móviles per capita en distintas regiones en 2019. Fuente: datos de Analysis Mason de 2020 en el informe de ETNO.


Evolución del gasto per capita medio en servicios de telecomunicaciones de consumo en Europa, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos en 2006, 2013 y 2020. Fuente: datos de Analysis Mason de 2020 en el informe de ETNO.

Para complicar más las cosas a los operadores europeos de telecomunicaciones, el gasto per capita promedio de los usuarios europeos en servicios de telecomunicaciones de consumo no ha parado de bajar en los últimos quince años, mientras que en resto de regiones ha tendido a subir, como se ve en el gráfico superior. Esta situación, dicho en pocas palabras, es la ruina para las operadoras europeas y, de paso, pone a Europa en una situación de tremenda fragilidad.

 

Un problema añadido, como se ha mencionado al principio, es que los inversores financieros mundiales no ven nada atractivas las infraestructuras de telecomunicaciones de la Unión Europa, tanto fijas como móviles, y prefieren especular con acciones de empresas que prestan servicios sin contar con infraestructura propia e incluso sin licencias para operar, como los operadores móviles virtuales, y subcontratan el servicio que prestan a operadoras que sí tienen infraestructura.

 

Los operadores muchas veces se han quejado de que los distintos países europeos han aprobado unas condiciones de subasta de licencias de telefonía móvil que primaban la recaudación pero ahora no parece que sea la causa principal del problema, porque en las condiciones de la subasta se fijan criterios muy estrictos de cobertura temporales y de servicio prestado. En la última subasta realizada en Estados Unidos, Verizon ha pagado cerca de 50.000 millones de dólares por un trozo relativamente insignificante de la llamada banda C, que además no estará disponible, con suerte, hasta finales de año. Esta suma abonada por Verizon por la licencia es más elevada que la invertida por todos los operadores móviles chinos en 2020 para instalar cerca de 200 millones de conexiones 5G en todo el país.

 

El problema en Europa, por tanto, parece que es de modelo de libre competencia de las telecomunicaciones móviles. Ahora se baraja la idea se limitar el número de operadores móviles y fijos en cada país y de incentivar el uso de infraestructuras compartidas por parte de las que realmente las tienen. Entre los operadores dominantes, también parece haberse llegado a la conclusión de que es suicida bajar mucho los precios por intentar tener una mayor cuota de mercado en cada uno de los países en que se opera.

 

Esta filosofía de actuación que ahora quiere imponerse chocará frontalmente con la realidad si no se establece antes un marco de actuación claro entre los órganos reguladores de los distintos países. Se trata, en definitiva, de ajustar los “remedies”, los mecanismos legales que se utilizan para regular la libre competencia en el sector de telecomunicaciones, de tal forma que quien realmente invierte en infraestructura en un país se beneficie y se perjudique claramente, o se desincentive, a las inversiones puramente financieras o especulativas.

 

De esta forma, de paso, se evitaría que los operadores tuvieran la tentación de robar clientes a otro o, por utilizar un término en inglés más suave, de hacer “churning”, a cambio de lo que el refranero español conoce como “pan para hoy y hambre para mañana”. La mejora de la directiva BCRD, como tantas otras directivas que aprueba la Comisión Europea y secunda el Parlamento, va bien encaminada. Siempre que se acompañen de los “remedies” apropiados y se apliquen en beneficio de los consumidores europeos, de sus empresas y de los operadores para que puedan seguir invirtiendo en infraestructura tangible.