José María Álvarez-Pallete declaró en la junta de accionistas del pasado 12 de junio, celebrada por primera vez en línea, que “favorecer la digitalización del tejido productivo español con tecnologías como la nube, la ciberseguridad, el Big Data o IoT incrementará su competitividad y estimulará el crecimiento y el empleo”. El presidente de Telefónica llamó a la unidad de acción para garantizar que los ciudadanos tengan acceso a la tecnología y a las oportunidades que brinda el mundo digital, así como para impedir que se agraven las desigualdades sociales.
Álvarez-Pallete sacó pecho al definir a Telefónica como una “compañía solidaria, fiable y preparada para el futuro”, y destacó en su discurso que disponer de la red de fibra más potente de Europa es esencial en momentos cruciales, como se ha demostrado durante el Covid 19. “Si algo hemos aprendido de esta crisis es que las infraestructuras digitales han sido fundamentales”, apostilló.
Telefónica, aseguró, se ha revelado como parte de la solución, tanto desde la respuesta crítica de sus redes como desde el compromiso de su equipo humano con los clientes, proveedores y accionistas, y con la sociedad en su conjunto. Y añadió su presidente que “estimular el crecimiento y el empleo de España es particularmente relevante en el caso de las pequeñas y medianas empresas, por su gran peso en la economía española y su bajo nivel de digitalización”.
Para Álvarez-Pallete, “es relevante incluir también en el pacto digital el apoyo a estas empresas en su proceso de digitalización”. Este pacto digital, aclaró, presupone un nuevo diálogo entre los gobiernos, la sociedad civil y el tejido empresarial, con el fin de gestionar la transición digital y poner a las personas en el centro. Un pacto digital que está completamente en línea con el manifiesto que hace ahora justo un par de años presentó Telefónica para que la digitalización esté centrada en las personas y beneficie a todos, un documento que aún es plenamente vigente.
Vodafone España calcula que faltan por conectar seis millones de hogares, con una inversión de 1.500 millones de euros, y 250 millones más para conseguir una velocidad de 100 Mbit/s en fibra y 4G
Diez días después de que Telefónica abogara por un nuevo pacto digital, el consejero delegado de Vodafone España, António Coimbra, aprovechó su intervención en la cumbre de la CEOE para defender también la necesidad de que España tenga “un plan digital para la recuperación económica”. A su juicio, el sector de las telecomunicaciones puede ofrecer soluciones para esa “digitalización” necesaria de la reconstrucción económica de España.
Para el consejero delegado de Vodafone España, las redes de telecomunicaciones pueden convertirse en una nueva palanca de vertebración territorial, especialmente en las zonas rurales con acceso limitado a las herramientas de la sociedad del conocimiento. Coimbra reconoce que España ya tiene las mejores infraestructuras de fibra óptica y 4G de Europa, pero no están al alcance de todos. En la actualidad, calcula, el 60% de la población está conectada, pero la prioridad es que la totalidad de hogares y empresas dispongan dentro de dos años de una cobertura de calidad, que como mínimo debe ser de un gigabit por segundo.
Vodafone España considera que faltan aún por conectar seis millones de hogares, especialmente en zonas remotas o rurales, una iniciativa que supondría una inversión de 1.500 millones de euros. Una forma de contribuir a financiarla serían los fondos de recuperación europeos, aseguró Coimbra. De esta forma, añadió, las redes de telecomunicaciones se convertirían en una nueva palanca de vertebración territorial y del mantenimiento del tejido social y económico por toda la geografía española.
Aparte de conectar a toda la población, el consejero delegado de Vodafone España aboga por adoptar un enfoque integral que promueva la actualización y extensión de redes de muy alta capacidad, fijas y móviles, que faciliten a los operadores la viabilidad de sus inversiones. El despliegue de las redes 5G en España, calcula, requerirá un esfuerzo inversor de 5.000 millones de euros. Y si se quiere lograr una cobertura ubicua, para concretar casos de uso como el coche conectado, el coste puede ascender al doble, unos 10.000 millones de euros.
Para abordar esta inversión, reconoció, será necesario aprobar una reforma fiscal con el objetivo de lograr simplicidad y predictibilidad en un sector que está muy sometido a fuertes cargas impositivas. Aparte, añadió, “sería precisa una subasta de frecuencias que favorezca la inversión para construir una red 5G pionera”. Otro de los objetivos es que las redes móviles 4G actuales lleguen a la totalidad de la población para impulsar la necesaria recuperación económica, lo que supondría un coste adicional de 250 millones de euros para conseguir una velocidad mínima de 100 megabits por segundo. “También sería preciso apagar las centrales ADSL y las redes 3G para favorecer el despegue de 5G”, remachó.
Justo hace unos días, el Gobierno español ha fijado para el próximo 31 de octubre la culminación del llamado segundo dividendo digital; es decir, el proceso que permitirá que las emisiones de televisión terrestre digital (TDT) que aún utilizan las frecuencias de 700 MHz se trasladen a bandas más bajas y las dejen libres para que sean utilizadas por los servicios de telefonía móvil 5G.
Este proceso debía haberse finalizado el 30 de junio, como establecía la Comisión Europea, pero se paralizó por la pandemia y para asegurar que no hubiera interrupción del servicio de televisión con el estado de alarma. Se considera que la nueva fecha es suficientemente holgada para que las comunidades de vecinos adapten sus antenas colectivas a las nuevas frecuencias y se proceda al apagado de los emisores de televisión en la banda de 700 MHz y se enciendan en las nuevas frecuencias más bajas.
El despliegue de las redes 5G en España requerirá una inversión de 5.000 millones de euros y el doble si se quiere una cobertura ubicua, estima Vodafone, y por ello pide una reforma fiscal y un pacto integral
En unas declaraciones realizadas al Financial Times, José María Álvarez-Pallete se muestra convencido de que “algo está cambiando en el panorama de las telecomunicaciones europeas” y que las “estrellas se están alineando para que haya una consolidación del sector”, dejando claro, añade el periódico financiero, de que Telefónica espera formar parte importante del proceso. Telefónica ha sido una de las operadoras más perjudicadas por el bloqueo de varios acuerdos de compraventa que se habían previsto por parte de la anterior comisaria de la Competencia, Margrethe Vestager, y ahora vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea.
La decisión del Tribunal de Luxemburgo de anular la decisión de Vestager en 2016 de bloquear la compra de la red británica de O2, propiedad de Telefónica, por parte de CK Hutchison por importe de 10.250 millones de libras, es lo que hace que Álvarez-Pallete piense que soplan nuevos aires. Paradójicamente, Telefónica se ha beneficiado al final por el bloqueo, porque ha negociado ahora una fusión de su filial O2 con Virgin Media.
“Pienso que las reglas de la competencia se leerán ahora de otra forma”, asegura el presidente de Telefónica, porque considera que la sentencia rebate el argumento central de la Comisión Europea de que una fusión reduciría el número de operadores en un país y debilitaría la libre competencia. “No tiene sentido que hayan centenares de operadores de telecomunicaciones en Europa”, cuando tanto en Estados Unidos como en China hay solo tres, precisa Álvarez-Pallete.
Estas reglas tan estrictas de la Comisión Europea han reducido drásticamente los retornos de inversión de los operadores de telecomunicaciones europeos, que están además atrapados en la necesidad de realizar fuertes inversiones en la red fija y móvil en un entorno de tarifas de los servicios a la baja y de estancamiento de la facturación en los próximos años. Consecuentemente, la capitación bursátil de las operadoras ha caído en picado en los últimos años. Morgan Stanley calcula que el valor agregado de las operadoras europeas de telecomunicaciones es ahora de 300.000 millones de euros, el 75% menos que en el año 2000. En cinco años, el valor bursátil de Telefónica ha pasado de 70.000 millones a 23.000 millones de euros, una de las operadoras europeas más afectadas.
Para el presidente de Telefónica, tanto la operación de fusión de O2 con Virgin Media, que prevé que reciba luz verde, como la reciente operación de absorción de MásMóvil en España y el acuerdo de subcontratación de la red móvil de Telefónica durante cinco años son “los primeros movimientos de la tendencia” hacia una mayor valoración de los activos de los operadores europeos de telecomunicaciones.