Algunos estudios apuntan que los smartphones se utilizan hasta en un 80% en el interior de edificios; en cualquier caso, es evidente que su uso es ampliamente mayoritario, entre otros motivos porque la gente no pasa mucho tiempo en la calle o en la terraza de un bar, aunque también es verdad que se ve mucha gente hablando por el móvil mientras camina o pasea el perro. Pero tampoco es previsible que dentro de unos años utilicen 5G para mantener una conversación.
Es indiscutible, por otro lado, que las señales móviles quedan muy atenuadas conforme aumenta su frecuencia. En el caso de las señales 5G a 3,5 GHz, las más utilizadas en casi todo el mundo, se pierden de 15 a 26 decibelios al atravesar la pared externa de un edificio, y la atenuación es de 35 a 53 decibelios en las ondas milimétricas 5G que se empiezan a instalar en Estados Unidos, lo que hace que prácticamente no haya cobertura en un interior, aunque en la puerta de entrada haya una buena señal.
En el caso de las señales 5G a 1,8 GHz, la atenuación es del mismo orden que a 3,5 GHz cuando se atraviesan dos paredes del mismo grosor, de 20 a 25 decibelios, según la compañía Nexans. En los edificios con fachadas acristaladas, la problemática es la misma, aunque el interior sea diáfano. La pérdida de señal a 3,5 GHz en una fachada de vidrio de un centímetro de grosor es de 25 decibelios y si hay una pared exterior más una pared interior, la señal 5G a 3,5 GHz se debilita en 44 decibelios. Si se coge un ascensor en el interior de un edificio, se pierden 47 decibelios, cuando ahora es raro que no haya señal 4G dentro de un ascensor, debido a que funciona como máximo a 1,8 GHz.
Estas consideraciones, por otro lado de sobras conocidas, han movido a la Comisión Europea a flexibilizar al máximo la instalación de puntos de acceso inalámbricos en superficies interiores, más comúnmente conocidas en el sector como small cells o miniantenas. El pasado 30 de junio, la Comisión Europea adoptó un reglamento para facilitar la instalación de infraestructura de redes 5G de alta capacidad. Está previsto que el Reino Unido también apruebe este reglamento, con lo que será válido en todo el territorio europeo.
El reglamento establece que estas antenas de tamaño reducido estarán exentas de solicitar un permiso a los ayuntamientos o propietarios del edificio para instalarlas. Será preciso, con todo, que las antenas cumplan las características físicas y técnicas establecidas en el reglamento, que básicamente especifican que su volumen no puede exceder de los 30 litros cuando sean visibles y, más importante, que se asegure la debida protección de la salud y seguridad de la gente, “adhiriéndose a los estrictos límites de exposición electromagnética establecida en la Unión Europea”.
Las small cells estarán exentas en la UE de solicitar un permiso para instalarlas pero no excederán de 30 litros y cumplirán los estrictos límites de exposición electromagnética, 50 veces inferiores al riesgo potencial
Para el público general, estos límites son “50 veces más bajos de lo que la evidencia científica internacional sugiere que podrían tener algún efecto potencial sobre la salud”, recalca el documento comunitario. El reglamento de la Comisión Europea, que será traspuesto en los países miembros, establece amplias medidas a escala nacional para el despliegue acelerado de las small cells y también prevé que se añadan futuras medidas en el futuro para incorporar los últimos avances tecnológicos. Se hace la salvedad, con todo, de que “pueden ser necesarios permisos para el despliegue en edificios o sitios protegidos, de acuerdo con las leyes nacionales, o donde sea necesario por motivos de seguridad pública”.
Queda claro que el objetivo del reglamento es facilitar al máximo la instalación de antenas y que estén lo más integradas posible dentro del edificio. De hecho, asegura el documento, estas antenas “pueden ser comparadas con las instalaciones Wi-Fi” y “utilizan menos niveles de potencia y, por tanto, crean niveles de exposición más bajos que la infraestructura existente 4G”. Lo que es evidente, sin embargo, es que se requerirán muchas más antenas 5G en el interior y en el exterior para tener una cobertura comparable a la 4G con las señales 5G a 3,5 GHz. Con las ondas milimétricas de 26 y más GHz, la proliferación de antenas puede ser colosal si se quiere plena cobertura en zonas densas, como en las grandes ciudades.
La instalación de small cells dentro de las empresas se llevará la parte más importante del despliegue previsto en los próximos años, hasta el 68% de la base instalada total en 2026, según un informe de este mes de julio del Small Cell Forum (SCF). La práctica totalidad del 32% restante se instalará en ciudades y un porcentaje muy escaso en zonas rurales y remotas, como indica el siguiente gráfico extraído del informe de SCF.
SFC prevé que el total acumulado de miniantenas a nivel mundial en 2026 sea de 38,3 millones de unidades. Se estima un crecimiento anual entre 2019 y 2026 del 13%, contando con que el aumento este año será moderado, debido al Covid-19. En 2026, se instalarán en las empresas cuatro millones de miniantenas, sobre un total acumulado de 26,2 millones en los ocho años hasta 2026. En las ciudades, se instalarán en los sitios públicos 2,1 millones de miniantenas en 2026 sobre el acumulado de 11,1 millones, como se ve en gráfico. En las zonas rurales, habrá un total inferior al millón de unidades.
El estudio de SCF señala que los grandes operadores no serán necesariamente los que más miniantenas instalen en el interior de edificios y empresas. Lo que SCF prevé es que haya una gran diversidad de operadores de redes de miniantenas. La asociación calcula que empresas creadas para esta finalidad operarán más del 70% de las redes interiores empresariales 5G en 2026 y cerca del 30% de las redes instaladas en el exterior.
No serán necesariamente empresas totalmente nuevas sino que gran parte procederán de ofrecer servicios en la nube, Wi-Fi, torres de telecomunicaciones o redes privadas empresariales. Otras empresas, como operadores de redes privadas o especialistas en servicios de red a empresas, también aprovecharán este mercado con distintas soluciones. En las ciudades, la mayor parte de las empresas que instalarán las miniantenas y suministrarán el servicio serán los operadores tradicionales.
El total acumulado mundial de miniantenas en 2026 se prevé que sea de 38,3 millones de unidades, con un crecimiento anual del 13%; se creará una gran diversidad de operadores para dar servicio a las small cells
Hasta 2023, la mayor parte de estos operadores ofrecerán servicios LTE o 3G/4G, para gradualmente aumentar a partir de entonces los servicios 5G Stand Alone (SA 5G NR) y redes de enlace combinadas 4G y 5G, como indica el gráfico inferior del mismo informe de SCF. La línea negra indica el total de small cells 5G acumuladas, que pasará de menos de medio millón este año hasta seis millones en 2026.
Por regiones, el principal despliegue continuará siendo en China y Norteamérica. El año pasado, China y el sudeste asiático supusieron el 44% de todos los despliegues de small cells (fundamentalmente 4G), seguido por Norteamérica con el 25% y Europa con el 12%. En 2026, estará más repartido: China y el Sudeste asiático supondrán el 36% del total acumulado, Norteamérica el 19%, Europa el 15% y el sur de Asia (principalmente India) otro 15%. Donde habrá más crecimiento en los próximos años será en el Sudeste asiático, Oriente Medio y África, porque vendrán de una base muy baja.
Los fabricantes tradicionales de equipos de redes de telecomunicaciones, como es natural, ya hace tiempo que han vislumbrado este prometedor mercado que permitirá 5G en las instalaciones interiores debido a la baja penetración de la señal en el interior de los edificios. Tampoco se prevén grandes sorpresas en este terreno. El dominio del mercado lo tendrá Huawei, que ya cuenta con un impresionante catálogo de productos para cubrir los distintos segmentos de mercado y que ofrece a su mercado doméstico, seguido de Nokia y ZTE.
Ericsson adquirió a finales de junio la compañía Kathrein, especializada en la fabricación de antenas y filtros de telecomunicaciones, precisamente porque sus antenas consumían demasiada energía y abultaban mucho en relación con las de Huawei y Nokia, a decir de los especialistas. La operación de compra de Kathrein se pactó el pasado otoño, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha cerrado, por una suma no revelada. Con la tecnología de Kathrein, se prevé que Ericsson sea también muy competitivo en este campo, aunque tampoco se duda que surgirán otras compañías, más especializadas, para entrar en este prometedor mercado.