Huawei se mostró poco preocupado con el futuro de la empresa en la cumbre global de analistas que celebró el lunes pasado. La estrategia que piensa seguir la compañía este año y los próximos es diversificar su cadena de suministro de componentes y destinar muchos más recursos al desarrollo de software, para que los equipos y las redes de telecomunicaciones sean menos dependientes de los chips complejos. El presidente de turno de Huawei, Eric Xu, reconoció verse afectado por el embargo estadounidense a su compra de chips pero también que la compañía puede ser autosuficiente gracias al inmenso mercado chino. El reto actual de Huawei no es sobrevivir, como ha hecho en los últimos meses, sino “sobrevivir en mejores condiciones”.
La ceremonia inaugural de la cumbre anual de analistas, que esta vez llegaba a su decimoctava edición, estaba claramente enfocada hacia un público internacional, que pudo seguir su retransmisión en directo y en diferido a través de Internet y Twitter, con traducción simultánea en distintos idiomas desde el auditorio de la compañía en Shenzhen, donde Huawei tiene su sede central en China. Físicamente habían unos 400 invitados, entre analistas y periodistas, la gran mayoría chinos. El evento tuvo lugar a las cuatro de la tarde hora de China, las diez de la mañana hora española, lo que daba idea del interés en que el mensaje tuviera repercusión internacional.
El presidente de turno de Huawei Technologies, Eric Xu, fue el encargado de esbozar las líneas estratégicas que regirán el futuro de la compañía en los próximos años, tanto de desarrollo tecnológico como de introducción en nuevos mercados. Xu reconoció que durante el año pasado, como también en el anterior, la compañía ha tenido que hacer frente a inmensos retos derivados del embargo impuesto por la Administración de Donald Trump a sus principales suministradores de componentes electrónicos, pero ha sobrevivido. Ahora, añadió, no se trata sólo de sobrevivir, sino de “sobrevivir en mejores condiciones”.
Huawei se quiere reinventar como una compañía de software que sirva a todo tipo de industrias a través de sus redes de telecomunicaciones; redes con más prestaciones gracias al software y no tanto a los chips
El impacto de las sanciones estadounidenses en la cuenta de resultados del año pasado ha sido amplio, como puede verse en la memoria anual de Huawei recientemente publicada, pero sobre una base de facturación, beneficio neto y activos totales considerable, incluso para los estándares chinos, donde todo es inmenso. La facturación creció un reducido 3,8%, lejos de los dos dígitos de años anteriores, pero alcanzó los 136.717 millones de dólares. El margen operativo bajó un punto, hasta un sano 8,1%, y los activos volvieron a subir hasta los 134.491 millones de dólares, después del fuerte empujón de 2019, se supone que para aprovisionarse de componentes, como se ve en el gráfico inferior.
Por divisiones, el negocio de carrier, de equipos de telecomunicaciones, representa el 34% del total, con un virtual estancamiento (0,2%) mientras que el de consumo (básicamente smartphones) representa más de la mitad del total, el 54,2%, con el 3,3% de crecimiento. El negocio más saludable es el empresarial, con el 23% de aumento y que ya representa el 11,3% del total. El capítulo de “otros”, que se contrae un tercio, es prácticamente despreciable para las magnitudes que maneja Huawei.
Hay que tener en cuenta que estos resultados para todo 2020 enmascaran lo sucedido en el cuarto trimestre, donde el negocio más conocido, representativo y probablemente rentable de Huawei, el de consumo, se vio severamente afectado por el embargo estadounidense. Las ventas de smartphones de Huawei colapsaron en el último trimestre en Europa, porque los nuevos modelos no podían llevar los servicios móviles de Google, y la empresa tuvo que racionar los componentes que tenía en stock por la dificultad de comprar de nuevos, en especial los chipset Kirin fabricados por TSMC y que habían impulsado la venta de smartphones de la empresa.
A lo largo de este año 2021, es presumible que la división de consumo reduzca drásticamente su cifra de negocios, por la falta de suficientes componentes, y la venta más reducida de smartphones de Huawei sea cubierta por sus competidores chinos, como ya están haciendo Xiaomi, Oppo, Vivo y otros muchos, en Europa y sobre todo en China. De todas formas, como se ve en la distribución geográfica de los negocios de Huawei, China representa nada menos que el 65,6% de todos los ingresos de la compañía, con un crecimiento el año pasado del 15,4%. EMEA (Europa, Oriente Medio y África) supone el 20,3%, con una caída del 12,2%, mientras que el conjunto de Asia Pacífico representa otro 7,2% del total de ingresos y una caída del 8,7%. Los ingresos en América continuaron siendo muy escasos y cayeron una cuarta parte, por lo que un mayor embargo de sus productos en Estados Unidos apenas le afecta.

Base sólida en China y débil en Europa
El negocio de Huawei está ligado, y continuará estándolo, a las ventas realizadas en su mercado doméstico, que por lo demás es inmenso y que domina, especialmente en la venta de equipos de telecomunicaciones. Su principal competidor es otra compañía china, ZTE, aunque Ericsson consiguió hace unos meses un importante pedido para los próximos tres años por parte de China Mobile, después de que Nokia arrojara la toalla y ni acudiera a la licitación. Lo que queda por dilucidar es qué pasará este año y los próximos con el negocio de carrier de Huawei en Europa, que fue de 180.849 millones de yuan, unos nada despreciables 27.870 millones de dólares.
La posición de Huawei en China, un mercado tan inmenso como difícil de penetrar para una compañía extranjera, le permite afrontar el futuro con la suficiente confianza. De hecho, Eric Xu vino a decir que con el mercado chino ya cubre Huawei sus necesidades. Esto no significa que la compañía no quiera seguir haciendo negocios y vendiendo equipos de telecomunicaciones a las operadoras europeas. La reciente inauguración de un centro de investigación y desarrollo cerca de París y el anuncio de instalar otro centro en Gran Bretaña (aunque este último tiene pocas posibilidades de prosperar) demuestra su interés en continuar vendiendo equipos de telecomunicaciones y en aumentarlos si es posible.
Para la Unión Europea, y sobre todo para Alemania, la venta de tecnología a China es prioritario; de ahí que el 30 de diciembre pasado, in extremis, se firmara un acuerdo comercial entre la Unión Europea y China, que ahora debería ser ratificado por los europarlamentarios y que hay dudas de que se haga, al menos en los términos acordados, por la oposición de muchos miembros. Estados Unidos está totalmente en contra del acuerdo de Europa con China, lo que podría poner en peligro la renovación del tratado bilateral que la Unión Europea está negociando con Estados Unidos, ahora sin la Gran Bretaña.
“Las injustificadas sanciones de Estados Unidos contra Huawei y otras compañías chinas están creando una escasez de suministro en toda la industria y podría desencadenar una nueva crisis económica global”, alerta Eric Xu
Pese a que el tema de las compras de equipos 5G de Huawei por parte de los operadores europeos lleva meses discutiéndose, no acaba de adoptarse una posición nítida, especialmente por parte de Alemania. Muchas estaciones 4G de Deutsche Telekom, prácticamente la mitad, funcionan con equipos de Huawei y su actualización a 5G requiere que se sigan utilizando equipos del mismo fabricante, según los especialistas. La posición oficial de Europa es que los equipos 5G que se instalen a partir de ahora sean seguros, una condición imprecisa y difícil de evaluar. De momento, la situación no es de extrema urgencia, porque hasta el año que viene y sucesivos no habrá un fuerte despliegue de redes 5G en Europa, pero debería clarificarse cuanto antes, como el acuerdo de la Unión Europea con China y, por ende, con Huawei.
Huawei cree que Biden mantendrá el embargo
En la conferencia de analistas, Eric Xu aseguró que la estrategia futura de Huawei se basa en el supuesto de que Estados Unidos, y su actual presidente, Joe Biden, mantendrá a su compañía en la llamada Entity List, que restringe su acceso a las tecnologías estadounidenses, durante un largo periodo. El inventario que tiene Huawei para el segmento de negocio a negocio es actualmente suficiente, “pero no durará por mucho tiempo”, aseguró, sin dar más precisiones. Xu añadió que otras compañías chinas están preocupadas porque les ocurra lo mismo que a Huawei, por lo que considera que esto propiciará que muchas compañías inviertan en la fabricación de chips para satisfacer las necesidades de Huawei y de otras compañías chinas, sin vulnerar las restricciones estadounidenses.
La solución de Huawei a este conflicto pasa por destinar inmensos recursos al desarrollo de software que permita que las redes de telecomunicaciones de Huawei puedan funcionar sin mayores problemas con chips menos sofisticados y complejos y prestaciones equivalentes. En un smartphone, es vital que los chips sean diminutos y con gran integración de funciones, porque el terminal debe ser pequeño, pero en una estación de radio el tamaño no es tan importante y se pueden conseguir prestaciones similares sin tanta integración, sobre todo si se desarrolla un software muy avanzado.
Justo hace dos días, el responsable de tecnología y estrategia de Nokia, Nishant Batra, aseguró en un encuentro virtual que “es importante que toda la industria tenga claro que el futuro de las redes 5G está en el software y no sólo nosotros como suministradores [de equipos de telecomunicaciones]”. Para Batra, también es fundamental el uso del cloud y de redes desagregadas y virtuales en los próximos años. El software en las redes, además, se debe desplegar rápidamente y enfocarse hacia casos de uso empresariales concretos, con acuerdos en base al servicio prestado y no tanto en el tipo de redes que se utilicen, recalcó.
La inversión en ingeniería de software que Huawei realizará en los próximos cinco años debería permitir que la compañía sea más resiliente y sus productos más competitivos. Esta inversión en software se agregará a la colosal suma que ya invierte a investigación y desarrollo. El año pasado, Huawei destinó a I+D el 15,9% de su facturación total, 21.700 millones de dólares.
Reinventarse como compañía de software
A finales de 2018 la compañía aprobó un plan de 2.000 millones de dólares para aumentar su capacidad en el desarrollo de software. La idea de potenciar el software, por tanto, no es nueva. Lo que sí es relevante es el anuncio de que la compañía se quiere reinventar como una compañía de software que sirva a todo tipo de industrias a través de sus redes de telecomunicaciones; redes, además, que tendrán muchas más prestaciones gracias al software depurado y no tanto al uso de componentes microelectrónicos.
Esta mutación de fabricante de equipos de telecomunicaciones a proveedor de soluciones de telecomunicaciones le debería permitir a Huawei, según la estrategia esbozada por Xu, entrar en otros muchos segmentos de actividad y, particularmente, en el de la automoción. Xu aseguró que invertirán 1.000 millones de dólares este año en el negocio de la automoción, con el enfoque principal en los componentes para vehículos inteligentes y plataformas para vehículos autónomos.
El plan de Huawei no es fabricar coches o ensamblarlos, como ha anunciado Xiaomi, un fabricante chino de smartphones que acaba de superar a Huawei en este negocio, sino suministrar tecnología para que los coches sean más autónomos y seguros. Y citó explícitamente a los fabricantes chinos de coches GAC Group y Great Wall Motor. También confirmó que se ha asociado con el fabricante de coches eléctricos de lujo Arcfox y que este sábado demostrará su tecnología de guiado inteligente en una feria que tendrá lugar en Shanghai. No se descarta que Huawei use el logotipo “Huawei Inside”, que tanto éxito le procuró a Intel durante cerca de veinte años en los ordenadores personales.
De cara a 2030, un futuro que es más cercano de lo que parece, Xu enunció nueve retos tecnológicos para un “mundo inteligente”, entre ellos la definición de una mejora del estándar 5G, bautizado por Huawei como 5,5G y por otros, como Nokia, como 5G+, caracterizado por un mayor ancho de banda de subida, una baja latencia determinística y unas antenas con mayor ancho de banda dinámico y mayor resolución en el posicionamiento de objetos. El desarrollo de componentes ópticos, para aumentar la capacidad de la fibra óptica, es otro de los retos de Huawei y de la industria de telecomunicaciones en general.

Productos y chips más caros en los próximos años
Xu dedicó una especial mención en su discurso al grave deterioro de la cadena de suministro global que desencadenó la presidencia de Donald Trump y que Joe Biden considera que está dispuesto a mantener. “Claramente, las injustificadas sanciones de Estados Unidos contra Huawei y otras compañías chinas están creando una escasez de suministro [de productos y componentes] en toda la industria y podría incluso desencadenar una nueva crisis económica global”.
Casualmente, estas palabras de Huawei se pronunciaban pocas horas antes de que Joe Biden celebrara una cumbre con la asistencia virtual de mandatarios estadounidenses de la industria de semiconductores y de automoción para analizar la situación de penuria actual de chips para los fabricantes de automóviles e intentar que Estados Unidos fabrique más chips en su territorio, sin que al final de la reunión ni tan siquiera se emitiera un comunicado.
Para el presidente de turno de Huawei, las restricciones comerciales de Estados Unidos a Huawei no sólo han perjudicado a su compañía sino que también han deteriorado la relación de confianza mutua que existía en la cadena global de suministro de semiconductores. Ahora, añadió, cada país está intentando construir sus propias fábricas de chips para ser más autosuficientes antes que intentar restablecer las cadenas de suministro globales.
Esto, alertó Xu, puede suponer una inversión extraordinaria de al menos 1 billón de dólares (1 trillion), lo que hará que los precios de los semiconductores suban entre un 35% y 65%, y, en último término, repercutirá en los productos de los consumidores finales. Y recordó que una empresa ya ha enviado una carta a sus clientes diciéndoles que subirá los precios y cancela los descuentos para el año que viene (en referencia, sin citarla por su nombre, a TSMC
La sensación que produjeron entre los analistas las palabras del máximo responsable actual de Huawei (porque el cargo es rotatorio) es que Huawei tiene medios suficientes para hacer frente a la sanción impuesta por Estados Unidos, gracias, especialmente, al inmenso tamaño del mercado chino, pero con un grave quebranto de su posición actual muy competitiva en el mercado de telecomunicaciones internacional; que no en el mercado chino, que seguirá liderando.
También parece que Estados Unidos quiere mantener el pulso contra Huawei y otras compañías chinas en los próximos meses. La duda que se cierne entre muchos analistas es si Estados Unidos lo podrá seguir manteniendo, visto el grave quebranto de la cadena logística mundial que se ha organizado, cuyo epicentro está precisamente en China y controlado por empresas de China, que abastecen a la mayoría de consumidores.
Todo dependerá en última instancia, consideran también los analistas, de la posición que adopte el Partido Comunista Chino y Xi Jin Ping, porque poco puede hacer Huawei, aparte de resistir. El discurso pronunciado en Alaska por un muy alto dirigente del Partido y el artículo de portada del martes pasado del Wall Street Journal, con el titular: “Mensaje de Beijing a América: ahora somos iguales”, no invita al optimismo.