Huawei tiene previsto fabricar 600.000 estaciones base 5G este año y al menos 1,5 millones de unidades el año que viene, según declaró la semana pasada. Huawei, además, ha empezado a producir estaciones base 5G sin utilizar componentes estadounidenses, inicialmente al ritmo de 5.000 unidades mensuales, como precisó el pasado jueves el fundador de la compañía, Ren Zhengfei, ante numerosos periodistas.
Huawei calcula ahora que su facturación se reducirá en unos 10.000 millones de dólares este año frente a los 30.000 millones inicialmente previstos como consecuencia del veto impuesto a sus productos por la Administración estadounidense. Esto supone algo menos del 10% de su facturación en 2018 y sugiere que es una reducción que puede gestionar sin excesivos contratiempos.
Ren Zhengfei se mostró la semana pasada ante la opinión pública desafiante y conciliador al mismo tiempo. Desafiante, porque dio a entender que no le preocupa demasiado el veto que su compañía está sufriendo por parte de la Administración Trump por el temor de que espíe en el futuro a través de sus equipos 5G, extremo que la compañía niega tajantemente. Y conciliador, porque renovó su oferta de conceder una licencia de por vida a toda su tecnología 5G, incluyendo la posibilidad de modificar los códigos fuente, a la compañía americana o consorcio que lo solicite a cambio del pago de una única cantidad sin especificar. Esta oferta ya la había anunciado hace tres semanas en sendas entrevistas publicadas en The New York Times y The Economist.
En las últimas semanas, las negociaciones entre China y Estados Unidos para desescalar la guerra comercial desatada no sólo no han amainado sino que se han recrudecido. Una prueba de fuego se producirá el próximo 15 de octubre, si la Administración Trump aprueba subir nuevamente los aranceles a los productos chinos que entren a Estados Unidos hasta el 30% en algunos casos. La medida debía ser efectiva hoy, pero Trump la retrasó 15 días para no coincidir con los festejos del 70 aniversario del inicio del régimen de la República Popular y dar más tiempo a la búsqueda de un acuerdo entre ambos países.
Huawei puede asumir sin gran problema los efectos del veto de EEUU sobre su facturación
La prohibición de la Administración estadounidense a que las compañías de su país vendan a Huawei sin su expresa autorización se mantiene sin fisuras, porque más de 130 compañías americanas han pedido permiso para vender, entre ellas grandes tecnológicas como Intel, Qualcomm o Micron, y aún no se lo han concedido. En una reciente conferencia con inversores, el CEO de Qualcomm, Steve Mollenkopf, espera que se desaten “fuertes vientos en contra” en los próximos trimestres debido a la prohibición de exportar a China y al interés de Huawei por centrarse más en el desarrollo tecnológico de su mercado doméstico.
La inmensa mayoría de semiconductores se fabrican en China y las tecnológicas estadounidenses venden gran parte de sus chips producidos en China a empresas chinas, que los ensamblan en productos que después se envían a todo el mundo. Una alteración o mayor control de la cadena logística mundial de productos de alta tecnología tendría consecuencias imprevisibles, como la imposición de mayores aranceles a productos chinos por parte de Estados Unidos ya está impactando a los consumidores estadounidenses, que tienen que comprar los productos más caros.
Huawei hace meses que está acaparando componentes y buscando suministradores alternativos a las compañías americanas en vista de un recrudecimiento del embargo comercial. Will Zhang, presidente de estrategia corporativa de Huawei, señaló hace unos días a la agencia Reuters que las prestaciones de sus estaciones base 5G fabricadas sin componentes estadounidenses “no era peor” y que la compañía había tenido “sorpresas positivas”. De todas formas, en su charla ante los periodistas la semana pasada, Ren Zhengfei aseguró que su compañía seguiría comprando componentes estadounidenses debido a los “lazos emocionales” que mantiene con suministradores de Estados Unidos desde hace muchos años.
Huawei aseguró en un comunicado de principios de septiembre que había vendido más de 200.000 estaciones base 5G a nivel mundial y que a finales de julio ya había suministrado 150.000 estaciones base, pese a las sanciones estadounidenses. Su previsión entonces era vender medio millón de estaciones base 5G a finales de año, que ahora ha revisado al alza y espera producir hasta 600.000 unidades. Huawei asegura que ya tiene confirmados cerca de 50 contratos de suministro de redes 5G a nivel mundial. El importe de estos contratos se desconoce aunque es seguro que es muy variado, porque no es lo mismo el contrato que tiene con las tres grandes operadoras chinas como, por ejemplo, con las operadores europeas donde también está instalando sus productos. El valor de cada estación base es, a su vez, muy distinto, porque depende de su capacidad.
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