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El despliegue de antenas 5G se acelera en Europa, pero no su uso

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El despliegue de antenas 5G en Europa se ha acelerado notablemente en los últimos meses y está siendo mucho más rápido de la que tuvo lugar inicialmente con las redes 4G hace una década. El problema principal de la expansión de 5G no es tanto su escasa cobertura en muchas zonas sino que gran parte de los usuarios europeos ya están satisfechos con sus móviles 4G y con sus conexiones fijas de banda ancha y no ven necesario pasarse a 5G. Además, las actuales tarifas de conexión a servicios fijos y móviles se mantienen a un precio relativamente competitivo en Europa, por la fuerte competencia entre operadores, lo que dificulta la rentabilidad de las nuevas inversiones en redes 5G que los operadores europeos están realizando.

 

Si se toma como ejemplo a Francia, que hace tan sólo un año que se adjudicaron las licencias 5G, por un importe de 2.800 millones de euros, los cuatro operadores han instalado ya en total unas 17.000 antenas 5G este mes de septiembre, frente a las 8.000 que había a finales del año pasado. Habían hecho falta cuatro años para que las antenas 4G, empezadas a desplegar en 2012, llegaran al nivel actual de 5G.

 

Orange asegura que ya cubre el 30% del territorio francés y su competidor Free dice tener “la red 5G más extensa de Francia” que abarca casi dos tercios de la población (aunque el 90% de sus antenas 5G funcionan a 700 MHz, considerada por sus competidores como una “5G falsa”). Bouygues Télécom, otro de los operadores, prevé cubrir el 60% de la población gala a finales de año. En cualquier caso, el sitio “Mon réseu mobile” de la Arcep, el órgano regulador francés, constata que Orange cuenta con 1.597 antenas “5G verdaderas”, a 3,5 GHz, frente a las 1.297 de Free, las 1.010 de Bougues Télécom y las 1.055 de SFR.

El principal problema para el uso generalizado de las redes 5G, sobre todo en España, es que ya se poseen unas infraestructuras de fibra y servicios 4G más que aceptables y a buen precio por la intensa competencia

La Arcep sostiene que la casi totalidad de las antenas 5G han sido autorizadas para colocarlas en los sitios que ya se utilizan en 2G, 3G y 4G. Incluso los alcaldes de Grenoble, Nantes, París y Lille, a mediados de julio, han acabado por ceder y dejarlas instalar. Sólo unas pocas ciudades están en contra de 5G, como Clermont-Ferrand, Tours, Lens o Saint-Étienne, con una defensa numantina frente a la tecnología radioeléctrica que consideran “invasora”.

 

La cobertura 5G, de todas formas, es muy desigual según el territorio y va además por barrios y zonas, incluso en las grandes áreas urbanas; y en las zonas rurales apenas hay cobertura fuera de los ejes de comunicación importantes. En la subasta 5G de hace un año, retrasada por la pandemia y por la falta de espectro, se fijaba como objetivo tener dos tercios de la población cubierta con redes 5G en 2025 y la totalidad del país en 2030.

 

El problema para los operadores franceses, como en general para todos los operadores europeos, es que las nuevas redes 5G instaladas no soportan más que el 1% del tráfico total móvil del país, y eso que el coste adicional no es muy elevado. En Francia, una suscripción a 5G cuesta, de media, cinco euros más por mes que una 4G equivalente.

Conexión móvil económica

Stéphane Richard, director general y presidente de Orange, aseguró en Journal de Dimanche el día 12 que los precios de conexión en Estados Unidos son de 2,5 a tres veces superiores a los de sus homólogos europeos, lo que hace que los tres operadores estadounidenses sean rentables. Y añadió con cierta sorna que “un abono mensual a Internet en Francia cuesta hoy menos que un solo día de aparcamiento de pago en París”.

 

Aparte del coste de la conexión, hay que tener en cuenta que, para utilizar 5G, es preciso disponer de un terminal compatible. En los últimos meses, es cierto que los smartphones 5G han caído drásticamente de precio respecto a los modelos 4G equivalentes y lo harán aún más en torno a Navidades. La Arcep calcula que, de media, la duración media de un móvil en Francia es de dos años y medio, con lo que la renovación llevará tiempo. Richard Veil, presidente de Bouygues Telecom, “calcula que del 12 al 13% de sus clientes tienen un smartphone 5G, pero su uso es aún marginal, ya que apenas representa el 1% del tráfico total”, según precisó a Le Figaro.

 

La cuestión de fondo, tanto en Francia como en los otros mercados europeos, es que los consumidores no acaban de ver las ventajas de utilizar la nueva tecnología móvil. Cuando se empezó a hablar de 5G, se dijo que 5G iría diez veces más rápido que 4G, cuando la realidad es que la diferencia de velocidad entre ambas generaciones móviles, aún con buena cobertura y a frecuencia alta, es ahora apenas perceptible.

 

La velocidad de 4G, desde que se empezó a hablar de 5G, ha progresado mucho, como seguro que lo hará 5G hacia 2025. Pero, de momento, los operadores no saben cómo convencer a los consumidores de la utilidad de 5G, sea por la falta de cobertura o por la escasa diferencia en velocidad. Habrá que esperar al menos un par de años, piensan los expertos, para que con una mayor cobertura y la utilización de redes totalmente 5G, con la 5G SA, se note la diferencia. En el ámbito empresarial, ocurre un poco lo mismo; tomará tiempo poner a punto las aplicaciones.

 

El problema, de todas formas, no es exclusivo de 5G, porque todas las generaciones móviles han necesitado varios años para imponerse. En realidad, destacan sus defensores, la penetración de 5G avanza mucho más rápidamente de la que hubo en su día con 4G o la 3G y los consumidores han podido adquirir smartphones 5G plenamente comerciales a precio razonable antes que con las otras generaciones móviles. Es cierto, sin embargo, que 4G o 3G eran más útiles que sus predecesoras que 5G.

Despidos en España

En España, la situación de 5G es aún más complicada que en Francia, es más difícil de “vender”, porque las redes de banda ancha están mucho más extendidas que en otros países europeos, gracias a que tiene una conexión a Internet a alta velocidad y una cobertura y velocidad 4G altamente satisfactoria para la mayoría de consumidores. Con la pandemia, encima, los consumidores se mueven menos y el móvil se utiliza mayoritariamente desde casa o el trabajo, al lado de una conexión fija de Internet.

 

El precio de las conexiones convergentes, con Internet, teléfono fijo y teléfono móvil 4G (en algunos casos con llamadas ilimitadas e incluso 5G) es, además, en España de los más bajos de Europa, debido a la intensa guerra comercial que libran los tres grandes operadores con red móvil propia, con sus marcas propias y secundarias, y la multitud de operadores móviles virtuales y marcas que existen, especialmente MásMóvil, que se ha quedado hace poco con la red de Euskaltel.

 

La semana pasada, Vodafone España anunció su disposición a reducir el 12% de la plantilla, que afectaría a unos 515 empleos, la mayoría de ellos en el área comercial. En el último ejercicio fiscal, terminado el 31 de marzo, Vodafone España contaba con 4.257 empleados, 59 menos que un año antes y 900 menos que en el ejercicio de 2019. La supresión de empleos de Vodafone también ha afectado al Reino Unido e Italia, y a nivel de grupo, y únicamente ha crecido en su filial alemana. Vodafone llegó a emplear en España 5.935 personas en 2016 y se ha reducido su número desde entonces en unas 1.700 personas (sin contar los ajustes de 1.059 empleados en 2015 con la compra de Ono y los 620 de 2013). De 2018 a 2020, tanto la facturación como los beneficios han bajado y el margen bruto ha pasado del 28,5 al 23,5%.

El problema de los operadores móviles europeos es convencer a los consumidores de las ventajas que ofrece la tecnología 5G, porque la mayoría ya están satisfechos con la velocidad y la buena cobertura que ofrece 4G

Vodafone España presume de operar una red 5G con las mejores prestaciones, con una velocidad media de descarga de 322,81 megabits por segundo, según la medición de Ookla y la segunda mejor latencia del mercado español. Este verano, su tráfico de datos ha crecido el 30%, sobre todo gracias al streaming de vídeo y a la mayor afluencia de turistas. Los abonados a servicios convergentes de Vodafone pueden conectarse a 5G sin cuota adicional, pero aún y así la nueva red móvil se usa poco, tanto de Vodafone como las de Telefónica u Orange, aunque no existen datos ni los operadores dan estimaciones de su utilización (lo que contribuye a pensar que son extremadamente bajas).

 

En cualquier caso, la elevada competencia que existe en el mercado español para prestar servicios móviles 4G o de Internet a buena velocidad hace tiempo que está provocando una guerra de precios, que perjudica indirectamente la aceptación de 5G y lastra los resultados de las principales operadoras, que además deben hacer frente a las inversiones en 5G y a sus compromisos de cobertura.

 

Orange también ha pactado este verano la salida voluntaria de 400 empleados, de los cuales 234 fueron prejubilaciones, y Telefónica acaba de anunciar una importante reordenación de su estructura organizativa, que se añade a otras realizadas. En 2020, hubo el primer aumento de la plantilla global del sector de telecomunicaciones en España desde 2012, que ahora volverá a cambiar con los anuncios realizados por las filiales españolas de Orange y Vodafone. La llegada de 5G ha coincidido en España con un deterioro de las magnitudes económicas de algunos de sus operadores.

Apuesta alemana por más conexión y velocidad

En Alemania, se están realizando importantes inversiones en el despliegue de fibra y en las redes 4G y 5G por parte de los tres operadores principales (Deutsche Telekom, Vodafone Alemania y O2, filial de Telefónica). Estas inversiones son absolutamente necesarias porque, por paradójico que parezca, gran parte de Alemania padece de unas infraestructuras fijas de telecomunicaciones obsoletas y la red 4G también dejaba que desear en muchas zonas rurales.

 

DT, el operador dominante alemán, acaba de vender sus activos en la red móvil holandesa y su negocio de telefonía móvil en Estados Unidos le reporta grandes beneficios, con lo que puede invertir en la extensión de su red de fibra óptica y sus redes 4G actualizadas a 5G en Alemania, como también están haciendo los otros dos operadores, presionados por su Gobierno, los usuarios y las empresas, para impulsar el uso de la tecnología digital en todos los ámbitos.

 

En el Reino Unido, la situación de los tres grandes operadores también es compleja, sobre todo en el caso de BT, el operador dominante tradicional, por la fuerte competencia existente, especialmente del nuevo operador de fibra y móvil formado por Virgin Media O2. El Gobierno británico acaba de dar a conocer un proyecto para ayudar a que los operadores compartan algunas infraestructuras públicas, como luminarias, semáforos y cámaras de vigilancia, para un despliegue más efectivo de antenas 5G y acelerar así su cobertura. El menor despliegue de fibra en Alemania o Gran Bretaña respecto a España, o incluso Francia, puede hacer, paradójicamente, que la migración a 5G sea mucho más rápida.