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El desarrollo del futuro 6G promueve disputas entre regiones del mundo

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El diseño de las especificaciones genéricas del futuro estándar mundial de radiotelefonía móvil, el 6G, hace meses que está en marcha, aunque una mayor concreción no se abordará hasta mediados de esta década. La fijación definitiva de un estándar mundial, como ha pasado con 4G y 5G, se revela más difícil, debido a que cada región del globo quiere preservar sus legítimos intereses. Faltan aún varios años de trabajo eminentemente técnico, pero los intereses políticos y las inevitables alternativas que se plantean conforme se avanza en un único estándar hace que la unanimidad se desmorone y se teme que se creen al final varios estándares 6G, sólo relativamente compatibles entre sí.

 

En los últimos meses, se han publicado varios white papers a cargo de consorcios de investigación y empresas de Europa, Japón, China, Corea del Sur y Estados Unidos sobre cómo debería ser el futuro 6G. Las bases genéricas son comunes pero cuentan con múltiples particularidades que son, a la postre, las más difíciles de consensuar para tener una normativa común y aceptable para todos.

 

Hay que tener presente que nunca se puede hacer tabla rasa, sino hacer compatible lo nuevo con lo existente y, además, tener en cuenta las innumerables patentes, esenciales y no esenciales, existentes en telefonía móvil, que lleva la friolera de medio siglo a sus espaldas, desde que a principios de 1980 Europa creó el estándar GSM y dos décadas después dio paso al 3G unificado, no sin esfuerzo y con la firme voluntad de operadores y órganos reguladores de todo el mundo.

Los criterios técnicos han jugado un gran papel en la fijación de las distintas generaciones de telefonía móvil hasta ahora, pero hay indicios de que la política jugará un papel más destacado en el 6G, con el peligro de ruptura

El 3G ha sido posteriormente muy mejorado y más unificado con el 4G y ahora con el 5G. Son sucesivas generaciones de telefonía móvil que no tienen mucho que ver con el GSM pero que llevan su impronta inicial. Los mensajes SMS, por ejemplo, continúan funcionando de la misma manera y, al formar parte del núcleo originario, no varían con las nuevas generaciones de telefonía móvil.

 

En estos momentos, la tarea principal del 3GPP, el organismo dependiente de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), es fijar las especificaciones del 5G renovado para mediados de este década, que se ha decidido que se llamará 5G Advanced. Pero, en paralelo, ya está trabajando desde hace tiempo en las especificaciones del 6G, porque son tareas cada vez más complejas y que requieren esfuerzos titánicos para llegar a un consenso final.

 

En las anteriores generaciones móviles, se había conseguido fijar un estándar genérico unificado en todas las fases que atraviesa una señal de radiotelefonía, desde el terminal hasta la estación base y después en la red de enlace y finalmente en la red trocal, para poner en contacto a la otra señal radiofónica, esté donde esté. Cada etapa del recorrido de la señal estaba perfectamente delimitada y contrastada la compatibilidad con un protocolo común.

 

Pero, al mismo tiempo, dentro del mismo protocolo de comunicaciones había unos espacios vacíos, por decirlo de alguna manera, que cada fabricante de equipos de telecomunicaciones podía cubrir a su manera. De esta forma, los distintos equipos de transmisión de la señal móvil eran externamente compatibles entre sí pero internamente tenían diferencias. Esto, en la práctica, ha hecho que los operadores de telecomunicaciones deban instalar equipos de un mismo fabricante dentro de una misma red.

 

Con la actualización de una generación de telefonía móvil, los operadores también deben mantener al fabricante de equipos de red si quieren aprovechar los equipos de la anterior generación. Si se dispone de una red 4G y se quiere actualizar a 5G, con los mismos equipos de red y modificando fundamentalmente el software, se debe mantener el fabricante. Es la razón principal por la cual el Gobierno del Reino Unido ha decidido que no podrán haber redes 5G de Huawei a finales de esta década pero, por el momento, las redes 4G de Huawei se podrán actualizar a 5G. Dentro de seis o siete años, cuando la red 4G originaria será prácticamente obsoleta, incluso con su actualización 5G, se podrá desmantelar en gran parte. Pasa como con los edificios, que las instalaciones se deben ir renovando periódicamente y sin echarlo todo abajo.

6G con Open RAN

Este proceso de actualización realizado con 3G a 4G y 4G a 5G está en cuestión con el 6G, debido a la aparición de los equipos Open RAN. En teoría, Open RAN debe permitir desagregar los distintos componentes de hardware y software de una red de enlace, de forma que todos sean compatibles entre sí, sin distinción de fabricante. La intención, por parte de los grandes operadores mundiales y con el respaldo entusiasta de la Administración de Estados Unidos y de su órgano regulador, la FCC, es que a mediados de esta década haya una implantación significativa de redes de enlace Open RAN y que a finales de este década las redes 5G Open RAN tengan ya una presencia mucho más importante.

 

La estrategia Open RAN, en sus distintas modalidades, es tan ambiciosa y compleja que muchos dudan que pueda llegar a implantarse de manera realmente significativa con las redes 5G, incluso a finales de esta década Pero, al mismo tiempo, como el consejero delegado de Ericsson, Börje Ekholm, reconoció a primeros de agosto en la presentación de los resultados trimestrales de su empresa, “Open RAN será seguro una parte fundamental de las soluciones 6G”.

 

Si el actual responsable de Ericsson ve factible, y en cierta manera inevitable, que al menos las redes de enlace 6G sean muy desagregadas y compatibles entre sí, de acuerdo con las aspiraciones de Open RAN, es muy probable que sea así. Ekholm se considera una voz plenamente autorizada, con mirada global y muy poco dada al sensacionalismo, aunque lógicamente vela por los intereses de su empresa.


La integración de Open RAN en 6G significaría, de todas formas, que las especificaciones 6G, como mínimo en la parte de redes de enlace y en sus protocolos de comunicación internos, deberían estar totalmente fijados hasta en sus más mínimos detalles. De tal forma que dé igual que una red y estación de enlace esté fabricada por distintas compañías. De igual modo, los distintos componentes internos, para que sean funcionales y compatibles entre sí, deberán incluir las distintas patentes esenciales, cedidas por sus legítimos propietarios en base a las normas FRAND (de Fair, ReAsonable and Non-Discriminatory) que regulan los estándares aprobados por el 3GPP.

 

Son muchas las voces que consideran el proceso de integración de Open RAN en 6G factible, pero que antes se debe superar un obstáculo que por ahora se ve insalvable: el entendimiento tecnológico, o al menos en telefonía móvil, entre Estados Unidos y China. Como es de sobras conocido, las redes 5G fabricadas por Huawei están totalmente prohibidas en Estados Unidos y la Administración de Joe Biden sigue presionando, como antes lo hizo la de Donald Trump, para que Europa haga lo mismo, como ya han logrado con el Reino Unido y diversos países de la Commonwealth, como Australia, aunque la posición de la Unión Europea es ambigua y se resiste a seguir los dictados de Estados Unidos. La crisis de Afganistán ha evidenciado con crudeza los riesgos de depender excesivamente de Estados Unidos.

 

Resulta que Huawei tiene una cuota cercana a un tercio de todas las redes de enlace 5G que se instalan en el mundo y del 40% si se suma a ZTE, otro gran fabricante chino de equipos de red. Esta elevada cuota se consigue en gran medida gracias al mercado chino, donde Huawei, junto a su compatriota ZTE, acapara más del 90% de cuota y, a su vez, China tiene cerca de la mitad de todas las redes 5G instaladas en el mundo. Huawei, además, posee una importante cartera de patentes esenciales 5G y 4G y no forma parte del consorcio Open RAN Alliance, con lo cual no está obligada a ceder sus patentes a 3GPP con las normas Open RAN incluidas en 6G.

 

Huawei sí forma parte del 3GPP, pero muchos expertos sostienen que si llegara a caso de que las normas Open RAN estuvieran totalmente listas para formar parte de 5G o 6G, no se podrían fabricar equipos Open RAN porque no tendrían acceso a las patentes esenciales de Huawei. De momento, tanto China como Huawei guardan silencio sobre el tema Open RAN, a la espera de que madure. Será entonces, en todo caso, cuando la situación se deberá resolver, de una forma u otra. Lo que ocurra con 5G Advanced y Open RAN, dentro de un máximo de tres años, podría indicar el camino que seguirá 6G en este espinoso tema.

Posturas divergentes sobre base común

El pasado 7 de julio, la 5G Infraestructure Association (5G IA) publicó el informe titulado “Visión europea para el ecosistema de red 6G”. En el sitio SNS Horizon Europe  se puede encontrar más información sobre cómo 6G puede contribuir a que Europa alcance los objetivos climáticos en 2050, aparte de que promueva la convergencia de los mundos digital, físico y personal en la sociedad europea de la próxima década. Colin Willcock, presidente del consejo de 5G IA, asegura que el documento “encapsula la visión europea de lo que debe ser 6G e indica la dirección que debemos seguir”.


A finales de junio, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur anunció el Plan I+D 6G,con una inversión de 220.000 millones de won hasta 2025, unos 200 millones de dólares, que comprende seis áreas básicas para conseguir comunicaciones por fibra óptica y por radio móvil a un máximo de un terabit por segundo (1.000 gigabits por segundo). El pasado mayo, Estados Unidos y Corea del Sur firmaron un compromiso a través de sus respectivos institutos públicos de investigación para promover la colaboración en la investigación de 6G y las oportunidades que presenta.

 

A mediados de abril, durante un encuentro del primer ministro japonés Yoshihide Suga con el presidente de Estados Unidos Joe Biden en Washington, se acordó invertir conjuntamente 4.500 millones de dólares para el desarrollo de 6G, según refleja un comunicado de la Casa Blanca, así como avanzar “en el desarrollo de redes 5G seguras, incluidas las Open RAN”, entre otras cuestiones.

Los componentes de radiocomunicaciones desagregados y compatibles que promueve la iniciativa Open RAN formará parte sustancial de 6G, pero difícilmente con 5G Advanced, según el pronóstico de Ericsson

Según informó en su día el periódico japonés Nikkei, “Japón considera que el logro de estándares globales será crucial para el desarrollo de las comunicaciones de próximas generación y, por tanto, la cooperación con Estados Unidos ayudará a conseguirlo”. Pero cita a un fabricante de equipos de producción de semiconductores que considera que Japón teme que si Estados Unidos amplía las sanciones a China, será muy difícil que aumenten los negocios de empresas japonesas en China, un mercado que para Japón es muy importante. Como pasa con la Unión Europea y especialmente con Alemania, Japón no puede ignorar a China y ponerla totalmente en su contra.

 

El Gobierno chino inició oficialmente la investigación en tecnología 6G en noviembre de 2020, con la creación de dos grupos de trabajo dedicados al desarrollo de 6G. Se da por seguro que el Gobierno chino quiere repetir el éxito conseguido con 5G en la próxima generación de telefonía móvil. China, de momento, trabaja por su cuenta en el desarrollo de 6G, mientras encabeza diversos grupos de trabajo del 3GPP.

 

Finlandia ya se convirtió el pasado otoño en uno de los primeros países en iniciar el desarrollo de tecnologías 6G. En diciembre, además, Nokia anunció que lideraba el proyecto Hexa-X, la iniciativa de la Comisión Europea para investigar sobre el desarrollo de 6G, del cual el informe de 5G IA puede formar parte. Ericsson, lógicamente, también colabora en la visión europea del 6G.

 

En cualquier caso, queda claro que los Gobiernos de cada región del mundo desarrollado trabajan por su cuenta para influir en la elaboración de una propuesta conjunta de redes 6G, que debería hacerse en el seno del 3GPP. En las anteriores generaciones de telefonía móvil, el consenso se decidía en gran parte con argumentos técnicos y las grandes empresas. Sobre todo Ericsson, Nokia y Huawei, aunque también Samsung, Qualcomm, ZTE y las japonesas NTT DoCoMo, Fujitsu y NEC tenían un gran protagonismo.

 

Ahora, la política y los países plenamente industrializados juegan un papel más destacado que antes. El temor es que, si no se consigue un estándar unificado 6G a finales de esta década, se puede ir a un escenario con redes 6G distintas según la región del globo, como pasaba antes de la fijación de la tercera generación de redes móviles, la 3G. Por tal motivo, muchas miradas están puestas en la fijación del estándar del 5G Advanced, la Release 18, prevista para finales de 2013 o principios de 2014, ya que puede dar una idea del porvenir futuro del 6G en la próxima década.