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EE UU cierra su mercado de telecomunicaciones a China e irrita a Europa con sus subvenciones

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La FCC, el regulador estadounidense de telecomunicaciones, ha prohibido que las empresas estatales de EE UU compren equipos y servicios de telecomunicaciones de cinco empresas chinas “por motivos de seguridad nacional”, incluyendo las cámaras de videovigilancia de Hikvision y Dahua, líderes mundiales en el sector y utilizadas en todas partes. Por su parte, la Unión Europea y varios países aliados de Estados Unidos, con Francia y Alemania al frente, están muy molestos por las subvenciones que el presidente Biden quiere conceder a los fabricantes en suelo estadounidense, al amparo de la aprobada ley de reducción de la inflación (IRA), porque consideran que vulnera los tratados internacionales de libre comercio.

 

Estados Unidos se ha vuelto manifiestamente proteccionista con su política de America First (Estados Unidos en primer lugar), que Donald Trump empezó pero que Joe Biden ha ampliado notablemente. Los ataques comerciales están dirigidos especialmente contra China, primero con la ampliación de la prohibición de vender equipos y software de fabricación de semiconductores estadounidenses con destino a China, de acuerdo con la Chips Act aprobada a principios de octubre, y ahora con la decisión de la FCC de ampliar también la prohibición de la venta e importación equipos de telecomunicaciones y de videovigilancia fabricados por compañías chinas que sean susceptibles de atentar contra la seguridad nacional. La orden de la FCC es, de hecho, una extensión de la Secure Equipment Act firmada en noviembre y va dirigida especialmente contra los equipos y servicios de telecomunicaciones de Huawei y ZTE pero que también se extiende a Hikvision y Dahua, los dos principales fabricantes mundiales de equipos de videovigilancia y supervisión, y a Hytera, de momento.

 

Los aliados de Estados Unidos, con la Unión Europea al frente pero también con el firme rechazo de Japón y Corea del Sur, han mostrado su indignación por la aprobación en agosto pasado de la Inflation Reduction Act(IRA), una legislación destinada a ofrecer incentivos y subvenciones de hasta 7.500 dólares a los vehículos eléctricos o híbridos fabricados en suelo estadounidense, y que antes de fin de año deberían fijarse los criterios para su concesión. Los aliados de Estados Unidos han amenazado con demandar a la Administración Biden ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) si no se revisa completamente la ley porque consideran que IRA contraviene los tratados internacionales de libre comercio, es discriminatoria y perjudica gravemente a los países industrializados.

La prohibición de vender equipos de telecomunicaciones de las empresas chinas de la FCC es, de hecho, una extensión de la Secure Equipment Act de noviembre pasado y para beneficiar la seguridad nacional de Estados Unidos

Jessica Rosenworcel, presidenta de la FCC, el órgano administrativo que regula todos los servicios y equipos de telecomunicaciones en Estados Unidos, publicó el pasado viernes la propuesta legislativa de ampliar el bloqueo ya existente de la venta de nuevos equipos y servicios de telecomunicaciones por parte de empresas chinas, con el apoyo unánime de todos los miembros de la FCC. En el comunicado de Rosenworcel publicado por la FCC, se dice claramente que se actúa en beneficio de la seguridad nacional de Estados Unidos, siendo la primera vez en la historia legislativa del país que se prohíben equipos de telecomunicaciones con el argumento de la seguridad nacional, aseguran los especialistas.

 

Siguiendo la Secure Equipment Act firmada por Biden en noviembre, la FCC no autorizará con su orden legislativa del viernes los equipos que están especificados en la ley de equipos seguros (la Covered List) porque plantean “un riesgo inaceptable de la seguridad nacional de Estados Unidos o de la seguridad de las personas de Estados Unidos”. Esto incluye, añade el comunicado de la FCC, los equipos de telecomunicaciones y de videovigilancia de Huawei y ZTE y, también, de Hytera, Hikvision y Dahua que sean utilizados “para la seguridad en los espacios públicos, la seguridad de los edificios gubernamentales, la videovigilancia de infraestructuras críticas y otros aspectos de seguridad nacional”. A estas tres últimas compañías se les pedirá que documenten la seguridad de sus equipos y se les prohibirá toda autorización hasta que no lo hayan hecho.

Amplia gama de productos de telecomunicaciones

La orden publicada por la FCC cubre también “los equipos de estaciones base que funcionan en las redes de telecomunicaciones y los teléfonos, cámaras y routers Wi-Fi que están en nuestros hogares, así como los equipos con marca blanca o re-etiquetados”. Y se reconoce que, como estos equipos pueden evolucionar con el tiempo, la FCC se reserva la posibilidad de revisar y ampliar la lista de productos prohibidos y, si lo considera necesario, revocar o anular las autorizaciones ya realizadas.

 

FCC ya había designado en 2020 a Huawei y a ZTE como susceptibles de atentar contra la seguridad nacional y prohibía a las compañías estadounidenses comprar sus equipos con presupuestos gubernamentales. Desde entonces, las compañías chinas han reiterado que cumplen estrictamente los reglamentos de Estados Unidos y que son tratadas injustamente por el Gobierno de Estados Unidos. “La decisión de la FCC no hace nada para proteger la seguridad nacional, pero causará un gran daño y hará que sean más caros los productos que utilicen los pequeños negocios de Estados Unidos, las autoridades locales, los colegios y los consumidores individuales a la hora de proteger sus casas, negocios y propiedades”, ha declarado Hikvision en un comunicado. Huawei y ZTE no han dicho nada por el momento.

 

Se ignora el alcance real de esta orden gubernativa en lo referente a los equipos de videovigilancia, apuntan los especialistas, porque los productos de Hikvision o de Dahua están presentes en la gran mayoría de edificios y espacios públicos de todo el mundo, ya que sus productos son los referentes en este sector y prácticamente todos los sistemas de videovigilancia se diseñan y fabrican en China. La cuota de mercado de productos de videovigilancia fabricados íntegramente en Estados Unidos es mínima.

Los países aliados de Estados Unidos están muy molestos con la Inflation Reduction Act (IRA), porque subvenciona sólo a los fabricantes de vehículos eléctricos e híbridos en Estados Unidos y está en contra del tratado de libre comercio de la OMC

La prohibición de 2020 de instalar nuevos equipos de redes de Huawei y ZTE en Estados Unidos tuvo poco impacto, porque las grandes operadoras estadounidenses no habían instalado hasta entonces equipos de telecomunicaciones chinos y a T-Mobile US, filial de la alemana Deutsche Telekom, se le prohibió hacerlo al concederle la nueva licencia. Únicamente las operadoras locales se han encontrado con problemas al no poder instalar más equipos chinos y tener que reemplazar los existentes, pese a recibir subvenciones federales para el reemplazo, porque eran más económicos y con mejor soporte que los de Ericsson o Nokia, según dijeron en su día. La ubicuidad y falta de buenas alternativas para los productos de Hikvision o Dahua plantea dudas de viabilidad si la orden es muy estricta.

Más tensión comercial entre EE UU y China

En cualquier caso, la extensión de la Secure Equipment Act por la FCC no hace más que aumentar la tensión comercial entre Estados Unidos y China, ya muy tensionada con la aprobación de la Chips and Science Act en octubre pasado que, a su vez, es un endurecimiento de las órdenes ejecutivas cursadas en su día por Donald Trump, que prohibió que la compañía taiwanesa TSMC fabricara chips para Huawei, pese a que los diseños eran de Hi-Silicon, filial de Huawei, entre otras medidas, lo que provocó que Huawei dejara de ser uno de los tres principales fabricantes de smartphones del mundo.

 

La orden ampliada por Joe Biden prohíbe que cualquier fabricante de semiconductores venda sus productos a compañías chinas si se utilizan equipos o software de diseño estadounidenses para su producción y, por supuesto, la medida afecta a todos los fabricantes de semiconductores de Estados Unidos. A Intel y Micron, dos compañías con sede en Estados Unidos pero con grandes fábricas de semiconductores en suelo chino, se les ha concedido una prórroga de un año, sin que se sepa cuándo expira, para que puedan renovar sus instalaciones. Lo mismo se ha hecho con las grandes fábricas de TSMC, Hynix y Samsung en suelo chino, sin que se sepa muy bien qué va a pasar con el futuro de estos grandes complejos, que periódicamente deben actualizarse sus equipos de producción para mantenerse en la cumbre.

 

Los fabricantes estadounidense de equipos de fabricación de semiconductores, como Applied Materials, KLA y LAM Research, y de software de diseño de chips están viendo cómo su facturación y beneficios, así como el valor de sus acciones, están cayendo en picado, porque su gran mercado en los últimos años era precisamente China, ya que era el principal comprador de equipos y herramientas de diseño. Estados Unidos, además, está presionando a las compañías holandesas ASML y ASM Internacional para que no vendan líneas de producción de chips a compañías chinas.

 

ASML es el líder mundial y el único que fabrica chips con litografía ultravioleta extrema (EUV), suministrando a TSMC, Samsung e Intel. ASM Internacional, también holandesa como ASML, está muy preocupada por las presiones estadounidenses para que no venda a China, como señaló hace unos días su responsable al Financial Times. Estados Unidos también intenta que los fabricantes japoneses de equipos y materiales no vendan a China, ahora justamente que Japón quiere reflotar su industria de fabricación de chips, muy importante hace treinta años, y el mercado chino es una gran oportunidad.

 

Los diseñadores estadounidenses de chips con alto valor añadido, están también muy preocupados por el cierre del mercado chino. Especialmente NVidia, cuyas tarjetas gráficas para servidores e inteligencia artificial, son de las más avanzadas del mundo. NVidia diseña y TSMC fabrica los chips de NVidia, siendo China hasta ahora uno de sus mercados principales y más lucrativos. NVidia ya ha dicho que este trimestre perderá del orden de 400 millones de dólares en ventas por las imposiciones de la Administración Biden. Los expertos se preguntan cómo las empresas que hacen y diseñan chips de Estados Unidos pueden ser volver a ser competitivas si no tienen acceso al mercado chino. Aparte de que la medida proteccionista no hace más que incentivar que China sea más autosuficiente en la producción de semiconductores.

La UE, Corea del Sur y Japón, contra IPA

La Unión Europea, con Alemania y Francia al frente, así como Japón y Corea del Sur, están muy molestos con la Inflation Reduction Act (IRA), una ley que Biden aprobó el pasado agosto y que en teoría pretende frenar el alza de los costes de la energía y materiales y aminorar el cambio climático pero que en la práctica se sustancia en mejorar la competitividad de los fabricantes de vehículos eléctricos e híbridos en territorio estadounidense a base de ofrecerles incentivos en forma de rebajas de impuestos y subvenciones directas, de hasta 7.500 dólares por vehículo.

 

Hace varias semanas que Alemania y Francia, principalmente, están presionando a la Administración estadounidense para que revise drásticamente la ley aprobada y amenazan con demandarla ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) porque las subvenciones a empresas del Estados Unidos son totalmente contrarias a los tratados internacionales de libre comercio. En las próximas semanas, de plazo hasta fin de año, se deberían conocer las condiciones exactas para recibir la subvención, de ahí que la UE, Corea del Sur y Japón, los más afectados, intenten que Estados Unidos reconsidere su posición antes de acudir a la OMC. Emmanuel Macron, de visita hasta mañana en Estados Unidos, también planteará el tema ante Biden, entre otros asuntos.

 

La IRA estaba diseñada como una medida para acelerar la transición hacia los vehículos menos contaminantes pero también para incentivar la industria estadounidense de vehículos eléctricos, con la creación de más empleo, y reducir a la vez la dependencia de China, en especial en el terreno de las baterías eléctricas. Aunque aún faltan por precisar algunos detalles para poder recibir las subvenciones, la legislación pretende que los vehículos sean ensamblados en Estados Unidos e impone unas medidas muy estrictas para el aprovisionamiento de materiales de las baterías eléctricas, el tema más en disputa con los países aliados de Estados Unidos, porque sus exportaciones de vehículos eléctricos al mercado americano perderían competitividad al no recibir subvenciones. Se espera que el tema se aborde el próximo lunes en una reunión bilateral.

 

La pretendida subvención a los vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos ejemplifica las dificultades que se está encontrando Biden para lograr una transición energética más limpia en su país, frenar la fuerte competencia internacional que plantea China en todos los terrenos, lograr una colaboración más estrecha con sus aliados y, al tiempo, hacer que la industria estadounidense sea más competitiva.

 

Este miércoles, la responsable del Tesoro, Janet Yellen, aseguró en una reunión organizada por el New York Times que quiere resolver sus disputas con sus socios comerciales en beneficio mutuo mientras que la responsable del Comercio, Gina Raimondo, aseguró el mismo día en una conferencia en el MIT que su propósito es salvaguardar la tecnología estadounidense y asegurar su competitividad económica y promocionar el comercio internacional y las inversiones en las áreas alejadas de los intereses de seguridad nacional y del núcleo de la economía de Estados Unidos, según una información del Wall Street Journal.

 

La política de Raimondo de promover selectivamente el comercio exterior y la inversión de Estados Unidos en el exterior es uno de los cuatro pilares de su política. Los otros pilares son promover la innovación y la competitividad de su país en temas como los semiconductores, las tecnologías verdes y las infraestructuras; proteger y mejorar la seguridad nacional con el control de las exportaciones de alta tecnología y de las inversiones internas y externas y, cuarto, trabajar con los países aliados para promover valores compartidos y cooperar en las cadenas de suministro.

 

De momento, lo que está haciendo Estados Unidos es, a juicio de muchos observadores, alterar la situación del mercado mundial de telecomunicaciones y de semiconductores, con tensiones importantes en el suministro y aprovisionamiento de chips en este último caso, sin que de momento Estados Unidos saque muchas ventajas. Para algunos, ha logrado tensionar aún más las relaciones comerciales con China y soliviantar a sus aliados con sus prácticas proteccionistas, sin necesariamente mejorar su posición competitiva internacional frente a terceros.