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Crecen las dificultades en EE UU para liberar frecuencias medias para 5G

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FCC, el organismo que regula las telecomunicaciones en Estados Unidos, se está encontrando con crecientes dificultades para liberar espectro radioeléctrico en el entorno de la banda media de 3,5 GHz, que es crucial para un despliegue rápido y efectivo de servicios 5G en todo el país. La propuesta de fusión de T-Mobile US y Sprint depende ahora de la sentencia que dicte el juez de distrito Victor Marrero, cuyo veredicto es muy incierto, según apuntan los expertos, y de consecuencias impredecibles para 5G si se rechaza. La FCC quiere subastar a finales de este año la llamada banda C, que está ocupada por diversas compañías que no quieren renunciar a sus legítimos derechos sin importantes compensaciones, mientras que su propuesta de subastar el próximo 25 de junio parte del tramo de 3,5 GHz, utilizada por servicios de radio de banda ancha, también presenta obstáculos legales. Para colmo, la intención de la FCC de reasignar más de la mitad de la banda de 5,9 GHz para servicios sin licencia, como Wi-Fi o vehículos autónomos, cuenta con la firme oposición del Ministerio de Transportes estadounidense que ya la utiliza. Donde no ha habido problemas es en la subasta de ondas milimétricas de 37, 39 y 47 GHz, con más de 14.100 licencias, que está a punto de terminar y con una recaudación cercana a los 7.500 millones de dólares.

La Federal Communications Commision (FCC) hace años que está buscando suficientes bandas del espectro radioeléctrico, en el entorno de los 3,5 GHz, para subastar y conceder licencias para que los operadores puedan ofrecer servicios 5G con buenas condiciones de cobertura y penetración de la señal. El problema con que se enfrenta es que la gran mayoría de las bandas más interesantes para 5G están ya ocupadas y los pocos tramos libres son muy reducidos y separados entre sí.

A principios de mes, en un debate amable (en la imagen) con Gary Shapiro, responsable de la feria CES, el presidente de la FCC, Ajit Pai, mostró cierta contrariedad con las dificultades que tiene el despliegue de redes y servicios 5G en Estados Unidos y los problemas derivados de la falta de espectro radioeléctrico libre. Pai aseguró que la creación de una red 5G en Estados Unidos no será barata y además es una tarea muy complicada, porque, entre otras cuestiones, la construcción de las torres de comunicaciones y la infraestructura necesaria requiere personal muy capacitado técnica y físicamente, difícil de encontrar.

Respecto a la falta de espectro disponible, Pai sugirió que era crucial encontrar una fórmula adecuada para compartirlo con los poseedores de licencia en cada caso, incluidos organismos oficiales, y apuntó que el Congreso podría ayudar a que el despliegue de 5G sea más rápido “con una política más clarificadora respecto al espectro”. El presidente de la FCC no citó ningún conflicto específico, pero dijo que todas las bandas que su organismo está examinando tienen problemas y todo el mundo debería reflexionar más sobre la posibilidad de compartir espectro.

La impresión de los analistas es que la sentencia puede aceptar o rechazar la fusión de T-Mobile US y Sprint, casi a partes iguales, y se prevé que no sea recurrida

Han pasado 21 meses desde que John Legere, responsable ejecutivo de T-Mobile US, filial de Deutsche Telekom, anunció por primera vez su intención de comprar Sprint, controlada en un 80% por la japonesa Softbank, y crear una empresa conjunta del tamaño suficiente para hacer frente a los dos operadores dominantes en Estados Unidos, ATT y Verizon. Los clientes eran complementarios y, sobre todo, disponían de una cartera de licencias que, juntas, podían ofrecer servicios 5G muy competitivos en todo Estados Unidos.

La fusión entre T-Mobile US y Sprint tardó un año y medio en aprobarse, porque el Ministerio de Justicia (DoJ) consideraba que vulneraba la legislación antitrust, pero al final dio la luz verde porque la FCC, partidaria de la fusión, logró que la compañía resultante se comprometiera, entre otros muchos temas, a no subir las tarifas y se desprendiera de diversos servicios móviles, que irían a parar a un cuarto operador nacional de nuevo cuño, Dish.

Cuando el tema parecía encarrilado, los fiscales generales de 13 Estados demócratas y el Distrito de Columbia en pleno interpusieron una demanda por considerar que vulneraban los intereses de los residentes de sus Estados, porque podían verse afectados por los precios más elevados debido a la reducción de la competencia. La semana pasada terminó el juicio y ahora se está a la espera del veredicto que emitirá el juez de distrito, Victor Marrero, que dijo que será “lo más pronto posible”, previsiblemente a mediados de febrero.

La impresión de los analistas es que la sentencia puede aceptar o rechazar la fusión, casi a partes iguales. El juez de distrito Marrero, de 78 años, fue nombrado por Bill Clinton en 1999 y ha presidido numerosos pleitos importantes, muchos de telecomunicaciones. Rechazó, entre otros, la pretensión del actual presidente, Donald Trump, de que no se podían investigar sus deducciones de impuestos porque era inmune, al estar protegido por la estructura gubernamental y los valores constitucionales. En su sentencia contraria a Trump, Marrero consideró que el argumento de Trump era “repugnante” y que el Presidente de Estados Unidos no podía estar por encima de la ley amparándose en la Constitución. El decidido apoyo de la Administración Trump a la fusión no favorece los intereses de T-Mobile ni tampoco que la FCC aprobara la operación gracias al decisivo voto de Pai, republicano, en un consejo totalmente dividido.

La bolsa apuesta porque la fusión será rechazada, ya que la cotización de las acciones de Sprint ha caído en picado en las últimas semanas. Los expertos consideran ahora que la decisión no será recurrida, aunque evidentemente dependerá de los fundamentos jurídicos de la sentencia. Si la aprueba, la compañía resultante podrá ofrecer unos servicios 5G competitivos, a corto plazo mejores que los de Verizon y ATT, gracias a su cartera combinada de licencias de frecuencias medias, bajas y altas. Si la rechaza, Sprint podría entrar en bancarrota, aunque su propietario mayoritario, Softbank, podría intentar reflotarla y hacerse cargo de su abultada deuda. La estrategia futura de T-Mobile US se vería también muy afectada, sobre todo en 5G, porque está muy condicionada a que la operación de fusión siga adelante.

Para la FCC, el rechazo a su propuesta de fusión de T-Mobile US y Sprint supondría un mazazo considerable a todo su planteamiento para que Estados Unidos cuente con unos servicios 5G potentes a medio plazo. ATT y Verizon estarían encantados, porque T-Mobile US pasaría a ser un competidor de segunda fila y Sprint en estado de shock. Desde luego, ni T-Mobile US ni Sprint podían pensar que su proyecto de fusión se complicara tanto cuando lo pusieron en marcha y muchos analistas consideran que los compromisos adquiridos para lograr su aprobación por la DoJ supondrán un lastre financiero importante. La FCC tampoco podía esperar que el proceso fuera tan complicado aunque, si se aprueba finalmente la operación de fusión, habrá conseguido acelerar el desarrollo de 5G en Estados Unidos, como de hecho es una de sus competencias y obligaciones.

La FCC se enfrenta a problemas para otorgar licencias en una porción de 70 MHz en la banda de 3,5 GHz y otros 280 MHz en la banda C, porque ya están licenciadas

En estos momentos, los esfuerzos de la FCC en el desarrollo de los servicios 5G van encaminados a redactar las bases de la subasta de 70 MHz que se licenciarán de una porción de la banda de 3,5 GHz, conocida como Citizens Broadband Radio Services (CBRS). La subasta está prevista que se haga el 25 de junio de este año, aunque ni los términos de la misma ni el procedimiento están fijados. La parte de CBRS sin licencia se espera que empiece a ofrecer servicios este mismo mes de enero. Ni Pai ni el comisionado republicano Michael O’Rielly, que ha trabajado toda su vida en la FCC y ahora se ha jubilado, estaban contentos con la forma que el anterior presidente de la FCC, Tom Wheeler, aprobó las reglas de CBRS, porque eran poco aptas para su utilización con 5G, como explica Pai en su blog del pasado septiembre. Con los cambios introducidos ahora se facilita el despliegue de 5G en la parte a licenciar de CBRS, aunque se trate tan solo 70 MHz.

La FCC también prevé para finales de año subastar varias licencias en la denominada banda C (entre 3,7 y 4,2 GHz), con un total de 280 MHz, una cantidad de espectro ya más considerable. En la banda C también se enfrenta la FCC a problemas, porque diversas compañías, entre ellas las que ofrecen servicios de televisión por satélite, poseen la licencia para operar. Están dispuestas a cederla, pero siempre que la subasta la hagan ellas y se queden una parte sustancial de los ingresos, y no que esté a cargo de la FCC. De ahí que en el CES Pai solicitara una mayor comprensión a los poseedores actuales a compartir la licencia. Diversos organismos públicos que comparten la licencia en esta preciada banda de 3,7 a 4,2 GHz también expresan sus recelos ante la operación que propugna la FCC.

Por si fuera poco, la FCC recibió ayer mismo una carta de 38 legisladores, miembros del Comité de Transportes e Infraestructuras, en la que aseguran que están “alarmados” por la propuesta de la FCC para reasignar más de la mitad de la banda de 5,9 GHz a la prestación de servicios de telecomunicaciones sin licencia como Wi-Fi. Para estos legisladores, la propuesta de la FCC “impide el despliegue y desarrollo de tecnologías de seguridad críticas” y reduce el potencial de prevención de muchas de las 37.000 muertes por accidentes de tráfico que se producen cada año.

La carta (descargar PDF) se hace eco de otra anterior de la ministra de Transportes Elaine Chao del pasado 20 de noviembre, en la que se dirigía al presidente de la FCC para expresar su frontal oposición a la propuesta de la FCC de liberar la banda de 5,9 GHz, por considerar que reducía significativamente los beneficios de seguridad que los servicios alojados en esta banda permiten a la seguridad del tráfico.

Los legisladores proponen dedicar los 30 MHz de la parte superior de la banda de 5,9 GHz para transporte y servicios de seguridad de vehículos y dejar la parte baja de 45 MHz para los servicios sin licencia. Justamente, el pasado diciembre, la FCC votó de forma unánime la propuesta de asignar los 20 MHz de la parte superior de la banda para el despliegue de servicios de vehículos autónomos y dejar los 10 MHz restantes para otros usos. La pelea por conseguir más espectro no es por varios centenares de megahercios en la banda de 3,5 a 5,9 GHz sino que se libra una enconada batalla por cada decena de megahercio.

En cambio, en las bandas superiores del espectro, las denominadas microondas, está a punto de cerrarse una subasta de más de 14.100 licencias en las bandas de 37, 39 y 47 GHz, porque se ha dividido todo el territorio de Estados Unidos en miles de parcelas, cada una con una serie de licencias. Se espera que en una semana o dos se cierre totalmente la subasta, en la que se ha recaudado cerca de 7.500 millones de dólares.