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China prohíbe exportar su tecnología y EE UU sigue presionando con 5G

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China aprobó el pasado viernes una ley que prohíbe vender cualquier tipo de tecnología que sea considerada estratégica si no recibe la preceptiva aprobación expresa del Gobierno. La normativa es suficientemente genérica para que se amolde a los intereses de cada momento y, en realidad, está calcada de la de Estados Unidos, con objetivos muy similares. Mientras, la Administración Trump sigue presionando para que más países veten a Huawei, con buenos resultados. Pero, en los últimos días, Japón y Corea del Sur han marcado límites, porque temen que sus empresas privadas se vean demasiado perjudicadas. Incluso los operadores europeos han dado un toque de atención al considerar arbitrario y falto de rigor el concepto de “redes limpias”.

La tecnología 5G se ha convertido en los últimos meses en la punta de lanza de un conflicto comercial entre Estados Unidos y China, que se agrava semana a semana. Las consecuencias son bastante impredecibles, porque afecta cada vez a más países y mercados. Su desescalada es muy complicada, porque en el tema de mantener la soberanía tecnológica de Estados Unidos están de acuerdo tanto los republicanos como los demócratas. Y China no está dispuesta a ceder en lo que considera su legítima aspiración de ser tecnológicamente independiente.

Uno de los problemas centrales del conflicto tecnológico entre ambas potencias, al menos en lo que se refiere al despliegue de la tecnología 5G, es que todo el mundo se ve involucrado en mayor o menor medida y se multiplican los problemas colaterales. En especial los países que forman la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, con sus respectivos fabricantes de equipos, componentes y operadores de telecomunicaciones, que ven cómo Estados Unidos les presiona para que dejen de comprar productos chinos, mayormente de Huawei. China, a su vez, amenaza con recortar el acceso a su importante mercado interior.

Japón y Corea del Sur son muy reticentes a plegarse a los dictados de Estados Unidos y vetar a Huawei, por temor a perder muchas oportunidades de negocio e irritar al gigante asiático.

Hace tres días, el Gobierno sueco, a través de su órgano regulador de telecomunicaciones, anunció el veto de los equipos de Huawei y ZTE en su red nacional. El mercado sueco de telecomunicaciones es relativamente pequeño pero el pronunciamiento explícito puede causar problemas. En la presentación de resultados de Ericsson, compañía Sueca, justo un día después de hacerse público el veto sueco a Huawei y ZTE, Borje Ekholm, consejero delegado de Ericsson, declinó comentar si podría haber represalias hacia su empresa por parte de China.

China, mercado muy importante para Ericsson

Ekholm dio a conocer unos buenos resultados trimestrales, en parte gracias a los contratos que había ganado hace unos pocos meses para suministrar equipos 5G a China. La cuota de mercado conseguida por Ericsson en el mercado chino 5G es aún muy pequeña respecto a la que tienen Huawei o ZTE, pero su importe es importante porque el mercado chino 5G es más de la mitad del mundial.

Ericsson prevé vender hasta final de año medio millón de estaciones base 5G en China, por lo que no es extraño que Fredrik Jejdling, responsable del negocio de redes de Ericsson, dijera que era “muy difícil” comentar la situación de su empresa en China, aunque reconoció lo importante que era el mercado chino para Ericsson. Ericsson ha conseguido un contrato de 593 millones de dólares para suministrar equipos 5G a China Mobile y tiene muy avanzados los acuerdos para suministrar también a los otros dos operadores nacionales, China Telecom y China Unicom.

Ericsson, junto con Nokia, se consideran los dos principales beneficiarios de la problemática situación que está teniendo Huawei para suministrar sus equipos a los operadores europeos. Pero Ekholm, en un alarde de diplomacia, aseguró a los analistas que su reciente crecimiento de ventas en Europa “ha sido a expensas de competidores que no son Huawei y ZTE”. “Nuestra inversión en tecnología líder nos ha permitido continuar ganando cuota de mercado y vale la pena mencionar que la mayoría de estos logros proceden de competidores que no son chinos”, recalcó durante la presentación de los resultados trimestrales. “No ganamos debido a la situación geopolítica” sino a base de ofrecer a los clientes el mejor catálogo de productos y al precio más competitivo para que elijan, añadió.

China puede dejar de suministrar “tierras raras”, que controla a nivel mundial, a sus enemigos comerciales, al tiempo que suministrará vacunas contra el Covid-19 a los que se declaren aliados

Uno tras otro, la mayoría de países europeos se están plegando al dictado de Estados Unidos de vetar a Huawei, aunque sin la contundencia mostrada inicialmente por Gran Bretaña y últimamente por Holanda, Bélgica y Suecia. Francia ha hecho malabares en la adjudicación de las licencias 5G y Alemania no acaba de decidirse a adoptar una posición muy dura con Huawei, como tampoco parece que lo vaya a hacer España, el otro gran mercado de telecomunicaciones europeo. El problema principal es que el negocio de las telecomunicaciones no da grandes márgenes a los operadores, sometidos a una guerra de precios tremenda en Europa, especialmente en España, y la construcción de la nueva infraestructura 5G es muy cara y difícilmente rentable antes de mediados de esta década.

Los grandes operadores nacionales de Europa podrían capear la situación si se les obliga a prescindir de los equipos de Huawei pero la oferta de tecnología se reduce de manera significativa. Dentro de este contexto del negocio de las telecomunicaciones en Europa, probablemente hay que enmarcar el comunicado de ECTA (European Competitive Telecommunications Association) del pasado 16 de octubre, donde “alerta de las consecuencias adversas de un veto de suministradores chinos para el bienestar de la UE y el despliegue de 5G”, como se sintetiza en el título del comunicado de prensa. Entre los miembros de pleno derecho de ECTA están el grupo MasMovil, el alemán 1&1 o el francés Bouygues Telecom, además de Huawei.

Más presión a Japón y Corea del Sur

Estados Unidos no se ha conformado con prohibir a sus operadores que desplieguen equipos de telecomunicaciones chinos en su territorio sino que presiona con insistencia a todos los países de Europa, y también a Japón y Corea del Sur, para que tengan sus redes “limpias”, conforme a la iniciativa Clean Network descrita por Michael Pompeo el pasado 5 de agosto. Finalmente, Estados Unidos aprobó una ley que prohíbe vender chips a Huawei a todas las empresas que utilicen en su diseño o fabricación tecnología estadounidense, que entró en vigor el pasado 15 de agosto, con treinta días más para dar tiempo a suministrar los pedidos en curso hasta entonces.

La respuesta de China no se ha hecho esperar y, como estaba anunciado, el pasado viernes el órgano legislativo supremo de China aprobó una ley similar a la Entity List estadounidense, que amplía la lista de tecnologías y materiales sensibles y prohíbe totalmente su exportación sin una licencia especial y favorable del Gobierno. La ley, que será vigente a partir del 1 de diciembre, incluye todos los “intereses” que afecten a la seguridad nacional china.

Se interpreta que el Gobierno tendrá carta blanca para incluir lo que considere oportuno, aparte de que se considerará un acto criminal, con penas muy severas de prisión. La prohibición no afectará solamente a los usuarios finales; también las compañías nacionales o extranjeras que comercien con productos chinos pueden verse potencialmente afectadas. Se espera que incluya las denominadas “tierras raras”, el nombre común de 17 elementos químicos situados en los confines de la tabla periódica, con nombres tan exóticos como escandio, itrio y quince del grupo de los denominados lantánidos, entre ellos el cerio, neodimio, samario, terbio, disprosio o tulio, además del lantano que da nombre al grupo.

China controla más de 60% del suministro mundial de estos productos que son imprescindibles para fabricar semiconductores. La compañía japonesa Shin-Etsu Chemical, por ejemplo, fabrica imanes de neodimio, el imán permanente más potente, y su principal suministrador de neodimio y de disprosio, otro componente clave y muy raro, es China, con dificultades para encontrar otro proveedor fiable. Taiwan también puede tener muchos problemas con algunos materiales que dopan el silicio de sus semiconductores si adopta una postura muy intransigente con la venta de chips a China continental, bajo el fuego cruzado de dos leyes antagónicas.

Corea del Sur se resiste a prohibir que sus tres operadores de telecomunicaciones utilicen equipos de Huawei, como quiere Estados Unidos. Para el Gobierno de Estados Unidos, los operadores móviles SK Telecom y KT están “limpios”, a pesar de que gran parte de su red fija es de Huawei. En cambio, presiona a LG Plus para que deje de dar pedidos a Huawei. Según la agencia de noticias Yonhap, el Gobierno coreano dejó claro que “si una compañía privada de telecomunicaciones utiliza equipos de una empresa específica, es la empresa coreana quien decide”, y no puede intervenir, en una teleconferencia entre el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Keith Krach, y el subsecretario de Asuntos Exteriores coreano, Lee Tae-ho.

Más compleja es la posición de Japón, firme aliado de Estados Unidos en la defensa del mar meridional de la China, que baña sus costas. Por un lado, el nuevo primer ministro de Japón, Suga Yoshihide, quiere reducir a la mitad el precio de los servicios móviles de su país y la forma más práctica es dar entrada a nuevos suministradores de equipos de telecomunicaciones, como los chinos. Por el otro, la coyuntura favorece que las empresas japonesas puedan penetrar más decididamente en el mercado chino, suministrando tanto material y equipos para fabricar semiconductores como la venta de chips terminados.

Por el momento, Japón no contempla excluir a las compañías chinas de sus redes de telecomunicaciones, según le dijo el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Toshimitsu Motegi, a Michael Pompeo cuando se encontraron a principios de octubre en su visita a Japón y asegura el periódico Yomiuri y la agencia de noticias Reuters, basándose en diversas fuentes. Japón dijo a Estados Unidos que Tokio no puede sumarse a una iniciativa que excluya a una nación específica, pero que estaría dispuesto a reconsiderarlo si hay cambios en el plan estadounidense. Japón está dispuesto, sin embargo, a reforzar la ciberseguridad de sus redes.

China suministrará vacunas contra el Covid-19 a países amigos

Estados Unidos, no obstante, no ceja en su empeño y recientemente dotó de mayor presupuesto a una agencia de colaboración internacional, USAID, para que otorgue subvenciones a los países del Sudeste asiático, como Laos, Camboya o Tailandia, para que instalen redes de telecomunicaciones limpias. La administración Trump está dispuesta a dar créditos a Brasil para que haga lo mismo.

En este marco cada vez más enrarecido acaba de entrar en escena la diplomacia china con su vacuna para hacer frente al Covid-19. Como asegura el Financial Times en su portada de hoy, China ha prometido dar acceso preferencial a su vacuna para hacer frente al Covid-19 a los países de Asia, África y Latinoamérica, en un intento de Pekín para ganar más aliados a su causa y en contra de Estados Unidos. Jain Bolsonaro, presidente de Brasil, se encontrará en un grave aprieto con su postura tan favorable a Estados Unidos si quiere la vacuna china.

El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, ha asegurado que Malaisia, Tailandia, Camboya y Laos serán receptores prioritarios de la vacuna china con la pandemia, según el Financial Times. China cuenta ahora con cuatro tipos de vacuna en fase tres y el pasado agosto las farmacéutica de Indonesia Bio Farma firmó un acuerdo con la china Sinovac para suministrar al menos 40 millones de dosis de su vacuna a Indonesia, a partir del mes que viene. Estados Unidos también tiene algunas farmacéuticas con vacunas en desarrollo avanzado, pero Donald Trump siempre ha dicho que Estados Unidos siempre será la primera en beneficiarse.

Mientras, algunos países, como Australia, se encuentran en una situación comprometida por haber vetado a Huawei. Australia era muy dependiente del turismo chino, antes de la pandemia, y sus importantes exportaciones de carne a China han caído en picado. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China, además, se ve muy difícil que se arregle aún en el caso de que John Biden ganase la presidencia y los demócratas controlasen tanto el congreso como el senado de Estados Unidos. El tema de mantener la supremacía tecnológica de Estados Unidos, lo que en el fondo se discute bajo el paraguas del 5G, es de los muy pocos en que ambos partidos están de acuerdo.