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Cae el precio del servicio fijo y móvil por la fuerte competencia en Europa

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Los consumidores europeos, y especialmente los españoles, están aprovechando la pugna que libran los operadores de telefonía móvil y fija de banda ancha para lograr las tarifas más bajas posible y con una calidad de servicio más que aceptable. Mientras, los gastos de los operadores aumentan más que los ingresos, sobre todo para los que tienen infraestructura propia, lo que puede desacelerar el necesario despliegue de las redes 5G y de la fibra óptica. La creación de cuatro grandes operadores en los principales mercados europeos por parte de los reguladores para estimular la libre competencia está lejos de lograr los objetivos inicialmente previstos.

 

Dos años después de que se empezaran a desplegar los primeros servicios comerciales 5G NSA, la situación actual en Europa no invita al optimismo. Las redes 5G SA, o 5G real, y que dan pleno sentido a la quinta generación móvil, justo se están empezando a instalar en Europa, incluso en el principal mercado, Alemania, y la normativa 5G completa, la Release 17, no se aprobará hasta finales de este año con suerte.

 

Las pruebas piloto para los usos empresariales de 5G, que son los que deben promover realmente la utilización de las nuevas redes móviles de alta velocidad, van a buen ritmo. Pero no dejan de ser casos de uso y, con la pandemia, la mayoría de aplicaciones 5G destinadas a grandes concentraciones humanas, una de las más prometedoras, han debido quedar aparcadas durante un periodo que se alarga desesperadamente. Mientras, los usos empresariales 5G están a la espera de tener aplicaciones probadas.

El mercado español de telecomunicaciones arrastra graves problemas, como una continua caída de precios, una elevada portabilidad y una baja rentabilidad de las inversiones de los operadores, que lastran el despliegue de 5G

Todas las nuevas generaciones de telefonía móvil han tenido unos inicios difíciles. En unos casos porque no había terminales con suficiente capacidad o precio razonable. En el caso del 5G, el problema es que la tecnología se quiso vender sin estar suficientemente a punto y con una norma intermedia que utilizaba 5G sobre redes troncales 4G, la Non-Stand Alone (5G NSA) con pocas ventajas sobre la 4G-LTE ya existente. Y dirigida esecialmente a los consumidores finales, que no era el target más apropiado.

 

La pandemia que no termina, junto a la crisis económica y social asociada, han acabado de arruinar unas perspectivas que ya no eran del todo favorables para la nueva tecnología móvil. El retraso en el despliegue, con todo, tampoco cabe atribuirlo al desarrollo de 5G, porque ya hacía varios años, por lo menos desde principios de esta década, que el sector de telecomunicaciones, y especialmente en España, arrastraba una serie de problemas que ahora se han evidenciado más.

 

Las dificultades que ahora atraviesan los operadores derivan de la caída de la facturación de los servicios de telefonía móvil y fija de banda ancha motivada por la fuerte competencia, de la desmesurada portabilidad de líneas de un operador a otro, de la consecuente caída de la rentabilidad de las operadoras y del precio de sus acciones y del aumento de los operadores virtuales, sin infraestructura propia, aupados por las facilidades dadas por los operadores que sí la tenían, entre otros factores.

Caen los ingresos un 6% en un año en España

Los ingresos totales de los operadores de telecomunicaciones en España fueron en 2020 de 32.215 millones de euros, frente a los 34.425 millones del año anterior y los 39.719 millones de 2010, cuando apenas había 4G e Internet móvil, según los datos recientemente publicados de los cuatro trimestres del año pasado por la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC). Esto significa que los ingresos totales han caído el 6% en 2020 respecto a 2019, que fueron 34.484 millones, y el 19% respecto a 2010, que representan unos ingresos inferiores en 7.500 millones en diez años.

 

Los ingresos minoristas en España, es decir, los que se facturan a clientes finales, ascendieron en 2020 a 23.327 millones de euros, un 7% menos que el año anterior y nada menos que el 31% respecto a 2010. Los ingresos mayoristas a grandes clientes y operadores sin infraestructura cayeron un poco menos, el 4%, y se quedaron el año pasado en 8.887 millones de euros. El último trimestre de 2020 fue especialmente dramático para los ingresos minoristas de los tres principales operadores, que volvieron a perder 1,4 puntos respecto al cuarto trimestre de 2019, como se ve en el gráfico siguiente. Mientras, el grupo MásMóvil y Euskaltel aumentaron sus ingresos minoristas en tasa interanual hasta representar el 8,5% y el 2,7% del total.


Esto significa que los operadores sin infraestructura ganaron cuota de mercado en España a costa de los que la tienen, un tema que sólo se puede explicar por la complejidad regulatoria del sector de las telecomunicaciones y por el interés en crear competencia para bajar precios, como así ha sido, aparte de la coyuntura económica, tecnológica y social propicia. También ha contribuido la estrategia de los operadores con infraestructura de captar clientes minoristas y lograr una rápida ocupación de sus redes con menos costes comerciales, que ahora lamentan.

Telefónica ha lanzado un paquete convergente fijo y móvil con smartphone 5G incluido, que está por ver si servirá para aumentar el precio de los servicios convergentes con 5G incluido respecto a los que no ofrecen 5G

Los tres grandes operadores en España (Movistar, Orange y Vodafone) vieron descender de forma significativa sus cuotas de mercado de líneas de banda ancha fija en los últimos dos años, en beneficio del grupo MásMóvil y de Euskaltel. En líneas de telefonía móvil, los tres grandes operadores también perdieron cuota de mercado, aunque menos que en líneas de banda ancha fija. El ganador en líneas móviles fue el grupo MásMóvil, en detrimento del resto, aunque algunos de ellos fueron absorbidos por MásMóvil, como Lycamobile en el segundo trimestre de 2020 o Hits Movile desde el tercer trimestre de 2019, como se ve en los dos gráficos siguientes de la CNMV


La caída de casi un tercio de los ingresos totales del sector en España en una década es mucho más relevante si se compara con el mayor número de usuarios que ha habido en esos diez años. Las líneas fijas de banda ancha han pasado de 10,64 millones a 15,85 millones y las líneas móviles totales subieron de 51,38 millones a 55,66 millones desde 2010 a 2020. Las conexiones fijas y móviles también han mejorado significativamente, de ADSL a fibra óptica mayoritariamente (sobre todo en España) y la red de 2G y 3G a 4G en gran parte. Y ahora, en 2011, se migra a 5G. Las estadísticas de los últimos años y de los cuatro trimestres de 2010 de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) permiten ver su evolución

 

Otro grave problema del sector español es la elevada portabilidad que continuó habiendo en 2020, a pesar de los muchos meses de confinamiento estricto. El año pasado hubo 6,8 millones de cambios de operador en números de telefonía móvil y 2,1 millones de intercambios en telefonía móvil. “Es una muestra más de la intensidad competitiva del mercado español de las telecomunicaciones”, como indica lacónicamente el comunicado de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Durante el pasado mes de enero, se portaron 582.499 números móviles y 163.237 números fijos, con lo que la portabilidad no amaina.

El gran tendido de fibra hace menos necesaria 5G

Lo más positivo de la situación del sector de las telecomunicaciones en España es el elevado número de conexiones de fibra óptica hasta los hogares (FTTH), que alcanzaron los 11,6 millones de líneas a finales de enero de 2021, según los últimos datos publicados por CNMC. De enero de 2021 a enero de 2020 las líneas FTTH aumentaron en 1,3 millones, frente a la pérdida de 700.000 líneas DSL, con par de cobre. Así, el despliegue de las líneas de fibra óptica FTTH continúa siendo muy importante, pese a que ya representan el 74% del total, de las cuales el 40% son de Movistar, como se ve en el gráfico siguiente de la CNMV


Esta elevada penetración de las líneas de fibra óptica en España es muy superior a países como Alemania o Gran Bretaña e incluso Francia, que es el mercado europeo importante con más fibra después de España. Esta profusión de fibra óptica en España facilita, en teoría, el despliegue de 5G, porque las líneas móviles de muy alta velocidad no pueden funcionar sin una buena infraestructura que llegue a sus estaciones de enlace. Pero también hipoteca el 5G, porque muchos hogares ya pueden disponer con la fibra una excelente conexión de banda ancha fija y, en estos tiempos de pandemia, la conexión móvil a muy alta velocidad no es tan necesaria porque hay menos desplazamientos.

 

Otro problema que lastra la aceptación de 5G por parte de los consumidores es la ambigüedad con que los operadores la comercializan y la promueven, sin hacer mucha distinción en si se accede a una red de enlace móvil de banda media, a 3,5 GHz, o de banda baja, que logra una velocidad considerablemente inferior, lo que se conoce en muchos mercados como 5G verdadera (a 3,5 GHz) o falsa (a frecuencias más bajas). Tampoco se dan mapas fiables de cobertura por frecuencias de trabajo y si se hace funcionar 5G con redes 4G con la tecnología DSS de compartición de espectro.

 

El problema para los operadores es precisamente que no existe una única 5G, sino varias, según se empleen redes troncales 5G con 5G SA o las mixtas 4G/5G con 5G NSA, y a distintas frecuencias. Además, el consumidor está acostumbrado a que le promocionen una generación móvil, 4G o anteriormente 3G, con muchas más prestaciones y con un aumento de velocidad notable. Con 5G, la mejora es muy difusa, porque también depende del radio de acción habitual del consumidor y de la cobertura y tipo de cobertura que tiene en las zonas que más frecuente.

 

Los aspectos técnicos de 5G son desconocidos en detalle por los consumidores, debido a la comercialización genérica que hacen los operadores que ya han empezado a desplegar la nueva generación móvil. Pero todo indica que intuitivamente consideran que 5G les puede aportar poco en los momentos actuales, y por eso no la contratan, o bien no pueden soportar un mayor coste, como mínimo el derivado del cambio de terminal.

 

Hace justo un par de días que el principal operador de telefonía móvil en España, Telefónica, ha lanzado una nueva promoción de paquete convergente de líneas fija y móvil con smartphone 5G incluido. Está por ver cuál será su aceptación por parte del mercado y si realmente servirá de revulsivo para promocionar los servicios móviles 5G y aumentar el precio de los servicios convergentes con 5G incluido respecto a los servicios que no llevan 5G.

 

El principal problema que tienen la práctica totalidad de operadores móviles europeos con 5G es justamente que, de promedio, la cuota mensual de los servicios completos convergentes con 5G es sólo unos pocos euros más elevada que la cuota mensual con servicios similares sin 5G. Y en algunos casos, como está pasando en Francia, hay operadores que ofrecen el 5G más económico que el 4G para lograr mayor cuota, o bien promocionan un 5G a frecuencias bajas o en base de redes troncales 4G, sin diferencia apreciable entre distintas ofertas. Todo ello no hace más que complicar un panorama, el del 5G, ya de por sí bastante confuso en estos momentos en Europa.

Insistir en el consumidor y dejar de lado las pymes

Los operadores europeos se han concentrado tradicionalmente en las grandes cuentas y en los consumidores a la hora de ofrecer servicios de banda ancha fija y móvil, dejando un poco de lado a las pequeñas y medianas empresas, que constituyen un mercado muy apetecible pero que exige mayor dedicación. Un informe del año pasado de BearingPoint//Beyond, en colaboración con Omdia, sostenía que la mayoría de los operadores europeos destinan el 70% de sus recursos al 1% de las grandes empresas.

 

Las pequeñas y medianas empresas, considera la consultora, ven a 5G como una oportunidad para mejorar sus ingresos, pero el 72% prefieren acudir a una empresa de servicios de telecomunicaciones antes que a un operador porque opinan que atenderán mejor sus necesidades. Los operadores están comercializando 5G como lo hacían con 4G, perdiendo una gran oportunidad de negocio y de rentabilizar más rápido 5G, dice la consultora.

 

Sea como sea, el caso es que las redes 5G exigen que los operadores destinen mayores inversiones sin que esté claro que se consigan mayores ingresos, al menos a corto plazo en Europa. Esta baja rentabilidad de las operadoras es un grave problema, como recientemente han puesto de manifiesto las operadoras europeas a través de la asociación que las agrupa ETNO

 

La GSMA, la asociación que reúne a la mayoría de los operadores, y la ETNO también consideran que la reglamentación europea en materia de telecomunicaciones es demasiado estricta y los mercados demasiado fragmentados, por lo que los reguladores deberían fomentar que se compartieran infraestructuras, tanto dentro de los países como entre países europeos.

 

La baja rentabilidad de las operadoras europeas está llevando a una continua caída del valor de sus acciones, que se cotizan a una fracción de las de hace diez años en el caso de grandes operadoras como Telefónica o Vodafone. Hace poco más de un mes, en la presentación de los resultados del 2020, el presidente de Telefónica se mostró favorable a cualquier operación que lleve a una consolidación del mercado español de telecomunicaciones. La operación de compra de Euskaltel por parte de MásMóvil parece que va en contra de estos deseos y consolida el modelo con cuatro operadores muy competitivos en España, en vez de tres, como parecía hace unos pocos meses.

 

Todo ello dificultará en España, pero también en otros países europeos, porque muchos problemas son comunes, que los grandes operadores sigan invirtiendo fuertemente en redes, especialmente en 5G, mientras no se vea clara su rentabilidad. Y, de rebote, se lastre la competitividad de la economía española y europea que repetidamente se ha anunciado que provocará el despliegue de 5G.