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La UE se reafirma en lograr la soberanía digital en 2030

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La Unión Europea se reafirma en la necesidad de invertir en 5G y fibra, pero también en la capacitación digital, para conseguir su plena soberanía tecnológica en 2030 y lograr la recuperación económica a corto y la prosperidad a largo plazo, aseguró la semana pasada su presidenta, Ursula von der Layen, en su discurso sobre el Estado de la Unión  Puso mayor énfasis, obviamente, en hacer frente al cambio climático y en reforzar la política de defensa europea, pero consideró que la tecnología digital es un tema de “vida o muerte” para el futuro de la Unión Europea y anunció una nueva propuesta de ley sobre semiconductores, la European Chips Act, para conseguir mayor soberanía.

 

El objetivo de lograr la “soberanía digital” de la Unión Europea en 2030 ya fue fijado el pasado marzo por la Comisión y ratificado por los Estados miembros en junio. Se trata ahora de pasar del concepto a la realidad tangible y, por eso, la Comisión propondrá un marco jurídico que facilite y estimule los esfuerzos que deberán hacer todos los Estados miembros para conseguir, a la mayor brevedad, la ansiada soberanía tecnológica. “Fijar los objetivos para 2030 ha sido importante; ahora debemos cumplir las promesas”, precisa Thierry Breton, comisario del Mercado Interior.

 

“Hemos aprendido las lecciones del pasado cuando estábamos demasiado divididos y retrasados. La diferencia es notoria: se necesitaron ocho años para que el PIB de la eurozona volviera a los niveles de antes de la crisis”, dijo la presidenta de la CE. “Esta vez, aseguró, esperamos que 19 países estén en los niveles de antes de la pandemia este año y el resto el que viene”. En el último trimestre, el crecimiento de la zona euro ha superado tanto a Estados Unidos como la China”, añadió.

El objetivo con la European Chips Act es crear un ecosistema europeo de chips de primera línea, incluido su fabricación, para asegurar la seguridad de suministro y desarrollar nuevos mercados

Pero esto, aseguró, “es solo el principio” y las lecciones de la crisis financiera deberían ponernos en guardia. Entonces, “Europa declaró la victoria demasiado pronto y pagamos el precio por ello; no podemos repetir el mismo error ahora”. La buena noticia es que “con NextGenerationEU invertiremos tanto en la recuperación a corto como en la prosperidad a largo plazo y resolveremos problemas estructurales de nuestra economía”. Y citó explícitamente “las reformas del mercado laboral en España”, así como de las pensiones en Eslovenia o de la impositiva en Austria.

 

“Invertiremos en 5G y fibra de una forma sin precedentes, pero igualmente importante es la inversión en la capacitación digital”, remarcó, aunque von der Leyen aclaró que “esta tarea necesita la atención de los líderes y un diálogo estructurado al máximo nivel” y anunció una revisión del sistema de gobernanza comunitario en las próximas semanas para lograr el pleno consenso en 2023. El Mercado Común, recordó, pronto cumplirá 30 años y ha sido una pieza clave para el progreso y prosperidad de Europa y será, “con nuestra recuperación, el motor de empleos de calidad y competitividad”.

 

La digitalización tiene la máxima prioridad y los Estados Miembros comparten este punto de vista, sostuvo la presidenta en su discurso. La inversión digital contemplada en NextGen incluso superará el 20%, “lo que refleja la importancia de la soberanía tecnológica en la UE”. Y destacó que “tenemos que reafirmar nuestra apuesta por la transformación digital, de acuerdo con nuestras reglas y valores”.

Inversión en semiconductores

La Comisión Europea está fuertemente preocupada por la carestía de semiconductores a nivel mundial. “Esta escasez, destaca Thierry Breton en su blog, tiene consecuencias concretas en la economía de la Unión Europea, en los empleos e incluso en el ocio. Los fabricantes de coches posponen su producción, los suministradores de banda ancha se quedan sin routers y los aficionados a los videojuegos no pueden adquirir sus consolas de última generación”.

 

Para el comisario del Mercado Interior, la situación durará un tiempo, pero no es sólo un problema de suministro y demanda. Los semiconductores están en el centro de fuertes intereses estratégicos y son el núcleo de la carrera tecnológica global y un componente estratégico de cualquier cadena logística industrial. “La carrera por tener los chips más avanzados va sobre el liderazgo tecnológico e industrial”, enfatiza en su blog, publicado el mismo día que el discurso del Estado de la Unión.

 

Estados Unidos quiere aumentar su resiliencia en los chips, Taiwan asegurar su primacía y China cerrar el vacío tecnológico que tiene. “Europa no puede ni debe quedarse atrás: la presidenta ha enviado una fuerte señal geopolítica y geoestratégica con el anuncio hoy de la European Chips Act”. Con la European Chips Act, los esfuerzos nacionales pueden ser integrados en una visión y estrategia coherente a nivel europeo, recalca Thierry Breton.

Ser más autosuficiente en chips es una tarea colosal para Europa, pero posible, reconoció en su discurso de la Unión la presidenta de la Comisión Europea; será preciso tejer, sin embargo, mútiples alianzas

Con esta propuesta, dijo von der Leyen en su discurso, “necesitamos unir nuestras capacidades de investigación, diseño y verificación [de chips] de primera línea mundial y coordinar la inversión a nivel comunitario y nacional en toda la cadena de valor”. El objetivo es crear juntos un ecosistema europeo de chips de primera línea, incluido su fabricación, para asegurar nuestra seguridad de suministro y desarrollar nuevos mercados para la Europa tecnológica.

 

Von der Leyen reconoció en su discurso que lograrlo “es una tarea colosal” y que algunos dicen que no se puede hacer, pero, añadió, lo mismo se dijo hace 20 años con los satélites del sistema Galileo europeo, que ahora proporcionan señal de navegación a más de 2.000 millones de smartphones en todo el mundo.

Tres dimensiones en la European Chips Act

Para Thierry Breton, la European Chips Act debería cubrir tres dimensiones: una estrategia de investigación en semiconductores, un plan colectivo para fortalecer la capacidad de producción europea y, tercero, un marco para la cooperación internacional y alianzas. No se trata de producirlo todo en Europa, sino, entre otros, diversificar nuestras cadenas de suministro de chips y preservar la seguridad de este suministro. Debemos movilizar todos nuestros recursos, como en la recientemente introducida European Alliance on Semiconductors “Con la European Chips Act, recalca, nuestra soberanía tecnológica está a nuestro alcance” y “el momento de actuar es ahora”.

 

La nueva política comunitaria en materia de semiconductores que está a punto de proponer es muy similar en cuanto objetivos a la CHIPS for America Act que está promulgando Estados Unidos. Bajo los términos de la National Defense Authorization Act, el Congreso de Estados Unidos ha reconocido el papel crítico que tendrá una potente industria de semiconductores en el futuro.

 

La Administración de Joe Biden tiene previsto aprobar subsidios por importe de 52.000 millones de dólares hasta 2026 en créditos y reducción de impuestos para la investigación y desarrollo y fabricación de semiconductores, así como la seguridad de la cadena de suministro. Al contrario que en la mejora las infraestructuras, demócratas y republicanos parecen estar de acuerdo en subvencionar el desarrollo de semiconductores.

 

El nuevo plan de soporte a los chips europeos desvelado en el discurso de la Unión por su presidenta y elaborado con un poco más de detalle por Thierry Breton en su blog ha recibido pocos comentarios en los principales medios de comunicación, en parte porque falta mucha concreción, empezando por el presupuesto y un calendario de objetivos. El pasado marzo, la Comisión y el comisario del Mercado Interior apuntó que se quería duplicar el porcentaje de chips producidos en la UE, del 10% calculado actualmente al 20% en 2030.

 

La propia Ursula von der Leyen reconoció en su discurso que se trata de una tarea colosal. Además, está previsto que a finales de esta década el mercado mundial de semiconductores sea muy superior al actual. Hace relativamente poco, se situaba en el entorno del medio billón de dólares, pero el año que viene puede ser de tres cuartos de billón y para 2030 superar el billón. Por tanto, duplicar la cuota puede significar casi multiplicar por cuatro la producción europea de chips, si realmente el mercado crece al ritmo vertiginoso de los últimos dos años.

 

De todas formas, apuntan muchos observadores más optimistas, los precios están ahora disparados por la falta de suministro de todo tipo de chips (excepto quizás las memorias); cuando se normalice dentro de un par de años cuando entren en pleno funcionamiento las plantas ahora en construcción, es probable que el mercado, en términos de unidades, siga creciendo, pero en valor unitario bajen mucho y, por tanto, también el valor del mercado de semiconductores en dólares.

 

Otra cuestión que no acaba de entenderse es el problema de abastecimiento de componentes que tienen los fabricantes de automóviles europeos, así como los estadounidenses y japoneses, dado que Europa es una potencia, en términos relativos, en la fabricación de componentes para automoción, con compañías como Bosch, Infineon, NXP, ST MIcroelectronics.

Probablemente, se debe a que muchas de los procesos de fabricación, ensamblaje y verificación de sus componentes se hacen en varios países del Sudeste asiático, muy mermados por la virulencia de la pandemia en estos últimos meses. Pero a lo largo de este último trimestre debería normalizarse la producción y, al menos, los productores europeos de coches deberían tener los suficientes suministros de componentes.

 

Otra cuestión es tener el suficiente aprovisionamiento de semiconductores ultrasofisticados, que requieren plantas de fabricación de chips de última generación (con líneas de producción fabricadas por la holandesa ASML). Son imprescindibles, incluso en los componentes menos sofisticados, pero su cuantía es relativamente pequeña. Por tanto, construir en Europa una planta de chips de, por ejemplo, 5 nanómetros, requeriría también crear un mercado y volumen de ventas cuantioso, que Europa no tiene, para dar cabida a la elevada producción que amortizaría la inversión.

 

Por tal motivo, Thierry Breton tiene razón cuando habla de la necesidad de construir alianzas a nivel internacional. Pero, como ha visto Francia con el pacto de seguridad entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia (Aukus) y el que está punto de fraguarse entre Estados Unidos, India, Japón y Australia, la posición de Europa en el concierto internacional de naciones es muy débil. Fiarse de las alianzas, sobre todo en tiempos extremadamente complejos como el actual, es arriesgado.

“Algo se ha roto” entre la UE y EE.UU.

Justamente, Thierry Breton dijo el pasado martes al Financial Times, el mismo día que Joe Biden proclamaba la necesidad de forjar alianzas internacionales en su discurso ante la ONU, que “algo se ha roto” entre las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea y anunció que se posponían las negociaciones de alto nivel sobre comercio exterior y tecnología que se debían hacer este mismo mes, debido precisamente a la actitud estadounidense, primero con la marcha de Afganistán y ahora con el Auskus.

 

Breton es un comisario muy influyente en temas de tecnología europea, aparte de llevar el Mercado Interior, y es la mano derecha de la vicepresidenta, Margrethe Vestager. Fue anteriormente ministro de Finanzas en el Gobierno francés y máximo responsable de Atos, una empresa de software. Breton dijo al periódico que era un firme partidario de la cooperación entre Estados Unidos y Europa, “porque tenemos muchos intereses comunes”, pero precisó que estos intereses deben coincidir. “La reconciliación debe basarse en actos, no sólo en palabras”.

 

En una entrevista en la CNN, Ursula von der Leyen reconoció que “los negocios no pueden seguir de la misma forma” ahora que la UE ha sido arrinconada, en referencia al Auskus. En un primer momento, no hubo mucha reacción oficial de los Estados miembros respecto al Auskus, pero la reacción tan airada de Francia ha cuajado en el seno de la Unión Europea, lo que puede tener graves consecuencias en las relaciones tecnológicas y comerciales entre ambos bloques, ahora que Gran Bretaña no forma parte de la Unión Europea. Quizás tras el pacto a que han llegado Estados Unidos y Francia tras la entrevista de Joe Biden y Emmanuel Macron de ayer, el conflicto se solucione un poco, aunque lograr la soberanía tecnológica de Europa será igualmente difícil.